lunes, 27 de abril de 2009

El Amor

Escribe: Paola Jachura Gallardo
El amor, un sentimiento puro, libre de condiciones, deseos y apegos, supera cualquier sentimiento que el ser humano pueda experimentar. No hago referencia sólo al amor hacia las personas, sino también a aquel que sentimos por los animales y demás seres vivos que nos acompañan en este mundo material.
Amar parece ser tan fácil, pero el trabajo para lograrlo se torna difícil, amar no es sólo decirle a alguien “yo te amo”, amar implica tener presente algunos preceptos que a diario incumplimos. ¿Realmente amamos o sólo queremos a quienes nos rodean? ¿Podremos algún día decir que amamos? Se tendrán que mirar algunos aspectos para comprenderlo y de la misma forma vivenciarlos y no dejarlos en una hoja escritos porque muchos lo pueden hacer...
En el mundo hemos podido observar a muchas personas que lo entregan todo por el amor a su prójimo, la madre Teresa de Calcuta, San Francisco de Asis, Siddartha Gautama (el Buda) y el maestro Ioshua o Jesús el Cristo, son algunas de las personas que nos trajeron esta enseñanza y otras más hace cientos de años. Jesucristo dijo en uno de sus sermones: "amarás a tu prójimo como a ti mismo" (San Mateo; 22,39).
Jesús no se refería al hecho de querernos los unos a nosotros y ya, él quiso decirnos que el amor va más allá de lo que normalmente sentimos por los demás seres humanos, es un sentimiento cuya pureza total irradia la verdad de algo tan grande y sublime el cual une a todo lo que existe, a lo Divino, a la naturaleza, a los seres humanos, a todo cuanto exista en este plano material.
Erich Fromm, en su libro “El arte de amar”, nos dice que todo mundo está sediento de amor y que nadie piensa que hay algo que aprender de él, ya que el principal problema al que nos enfrentamos es al de ser amados y no al amar, esto se transforma en un problema y se da inicio a una búsqueda absurda donde se quiere alcanzar el objetivo a toda costa, se inclina por cosas superficiales como la ropa, el éxito, el cuidado del cuerpo, etc.
Tanto así que se llega a ver en el amor un acto de mercadeo donde se ofrece para poder adquirir.
El amor es incondicional, quien realmente ama da sin esperar nada a cambio, quien lo hace, aún necesita tener en cuenta ciertas cosas como ésta para decir realmente “yo amo”.
Nadie nos ama por lo que tenemos sino por lo que somos. Cuando amamos olvidamos qué se tiene y qué no, se olvida la posición social, los lujos, el físico... entonces, ¿qué necesitamos para amar?... Deshacernos de aquello que nos afecte e interfiera con el desarrollo de nuestro ser interno, lo cual puede convertirse en un apego, llegando así a ver a todo cuanto existe como parte de mí, como aquello a lo que yo quiero por igual, tanto plantas como seres humanos y animales.
No se debe mirar al amor tan sólo como aquel sentimiento por las demás personas, el amor va más allá de un simple deseo por olvidar nuestra soledad, por sentirnos acompañados, el amor y en su instancia amar, es un compromiso, una actitud, una orientación que puede llegar a engañarnos cuando pensamos que amamos de verdad y nos guíamos tan sólo por el deseo, el apego y el querer acabar con la separatidad en el acto sexual.
El amor no se resume en sentir algo por los demás, él va más allá de lo que vivimos a diario, de lo que experimentamos, el amor es un arte que debemos practicarlo en nuestro diario vivir, debemos expresarlo a quienes están cerca y lejos de nosotros, a la naturaleza, a lo Divino, en fin a todo aquello que conforma el universo y nos hace uno con él.
Para amar, primero debes amarte a ti mismo. Si no lo haces, te estás engañando y no amas en realidad. Puede ser simplemente cariño, apego o capricho, pero ten siempre en cuenta que debes establecer coherencia entre lo que piensas, sientes y haces, de lo contrario, harás daño a otras personas y a ti mismo.
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