miércoles, 27 de agosto de 2008

Municipalidad de San Pedro de Atacama "no es Competente, ni resorte propio".

Escribe: Municipalidad de San Pedro de Atacama
planospa@gmail.com

ACLARATORIA

En virtud de correo electrónico recepcionado durante esta jornada, debemos informar que el problema que al cual hacen mención no solo le afecta a una parte de la población si no que a toda la localidad de San Pedro de Atacama, debemos recordar además que el problema de abastecimiento nos afecta desde el miércoles 20 de Agosto por motivo de falla Tecnica. Sin embargo debemos precisar que El Comité de Agua Potable Rural de San Pedro de Atacama es Asesorado Técnicamente por la DIRECCION DE OBRAS HIDRAULICAS, dependiete del MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS, por lo cual este municipio solo puede apoyar frente a situaciones de emergencia al no ser tema competente ni resorte propio.

En virtud de lo expuesto le informamos que las quejas de mala planificación deben ser dirijidas a quienes le corresponden. Es necesario indicar además que el municipio se encuentra trabajando en el apoyo en conjunto con el Comité de Agua para entregar y abastecer a la población del suministro en la medida de lo posible, por lo cual solicitamos al igual que el resto de la población, comprensión.

lunes, 25 de agosto de 2008

Columna de Opinión


Escribe: Carlos Hernandez Ossandon
Candidato a Alcalde de la Comuna de
San Pedro de Atacama

Carlos Hernandez Ossandon- Pago a la Tierra y a sus Ancestros


A los vecinos amigos y ciudadanos de nuestra hermosa Comuna de San Pedro de Atacama, con respeto hacia Uds. pero con mucha molestìa a la incapacidad de reacciòn del equipo que debe velar por el abastecimiento de agua para la comuna, en emergencia.

Si bien es cierto existe un comitè de agua potable rural, que tiene por misiòn distribuir generar y cobrar por este vital elemento a los vecinos de San Pedro de Atacama, no es menos cierta la realidad de la precariedad organizacional de este tipo de empresa, màs aun tratàndose del agua como bien bàsico.

Debemos recordar, hace cuanto tiempo se escucha en la comuna el problema del AGUA y la LUZ dos bienes de primera NECESIDAD, entonces si hace ya casi VEINTE AÑOS se nos prometen soluciones que nunca llegan, se traiciona la fè publica y se dañan las confianzas.

No es posible que dos bienes basicos e imprescindibles tengan como sustento organizaciones tan precarias, màs aùn se ponga en riesgo la inversiòn que este equipamiento e infraestructura demanda en este tipo de proyecto.

Preguntemonos, ¿cual es la capacidad de REACCION? del equipo encargado de la emergencia, ademàs que irresponsabilidad que siempre estemos REACCIONANDO, no serà mas SANO ACCIONAR, NO SERÀ MEJOR PREVENIR ESTE TIPO DE SITUACIONES, estoy seguro que todos estamos cansados que siempre se nos prometan soluciones definitivas que lamentablemente para nosotros nunca llegan.


Me pregunto, ¿què serà mejor para la comunidad en general?. resguardar el suministro permanente continuo y seguro de estos servicios o la tozudes de insistir en mantener cautivo este sistema, no serà mejor abrirse a otras posibilidades de administraciòn y dejar de lado los prejuicios en pro de un servicio òptimo y seguro.

La tozudes de la primera autoridad nos puede llevar, a pagar costos aun superiores a los que ya estamos pagando, no hagamos gratuitos estos malos ratos.

NO HAY NADA MAS INSENSATO QUE CONTINUAR HACIENDO LO MISMO CON LOS MISMOS EQUIPOS .... Y ESPERAR RESULTADOS DISTINTOS.


A propòsito de estas situaciones desagaradables de falta agua, tengo una SED de que juntos cambiemos esta sequedad de ideas y terminemos de culpar a otros cuando las cosas no nos resultan, sin embargo cuando se cortan cintas y se inauguran obras nos abanicamos y nos distanciamos de las necesidades reales del pueblo.

Un abrazo fraterno y solidario,
Carlos Hernandez Ossandon

Araucanía: ¿Errores Ancestrales?

Danilo Salcedo V.
(El Mercurio, 31 de Mayo, 2000, pág.: A2)

Como ciudadano y sociólogo con formación histórica, no puedo permanecer indiferente ante las aseveraciones contenidas en el artículo "Araucanía: Errores Ancestrales", del destacado historiador Sergio Villalobos, publicado en "El Mercurio" el 14 de mayo del año en curso.
La lectura de ese trabajo la iniciamos con la idea de que se expondrían los errores ancestrales de todos los actores que han intervenido en los hechos y procesos históricos relacionados con la Araucanía; por el contrario, la clara intención del ensayista es la de culpar sólo al pueblo mapuche de todos sus males: atraso, discriminación, pobreza y marginación social. En efecto, el autor afirma que este pueblo fue "protagonista de su propia dominación" y que "como pueblo sometido cae en su propia trampa".

Es sorprendente la afirmación de que el pueblo mapuche "estuvo deslumbrado con las armas de acero"... y que "el aguardiente y el vino fueron la mayor tentación, debido a su alto grado alcohólico y duración, que los hacía muy superiores a la chicha". No poseemos evidencias de que entre los años 1550 y 1700 los mapuches cultivasen viñas al sur del río Biobío, o que hubiesen recibido de los españoles los conocimientos para preparar los mostos con los apropiados grados de alcohol... Pero sí, años más tarde, obtuvieron esas bebidas por medio del comercio o trueque.
No concordamos con el juicio de que la mayoría de los mapuches era mestiza, a partir del siglo XVII, "aunque sean notorios los antiguos rasgos", como se adelanta a reconocer nuestro autor. Se nos trata de decir que verdaderamente no existe la etnia mapuche desde hace tres siglos. Nos cuesta comprender que quienes hablan mapudungu (lengua de la tierra), tienen los rasgos físicos que reconoce el señor Villalobos y observan los ritos y costumbres mapuches ya no sean auténticos mapuches, sino que mestizos. Esto nos recuerda el cuento del pato, el que tenía todos los atributos de tal, pero no lo era...

Nuestro respetado historiador pudo haber tomado en consideración que han transcurrido 450 años desde la conquista española, 190 desde la independencia y 118 años desde la violenta ocupación chilena de la Araucanía, porque pese a todo ello sigue altivo un pueblo con rasgos físicos de mapuche, y que hasta la comunidad internacional lo identifica y respeta como tal, a pesar del inevitable mestizaje producido - a lo largo de los siglos- por la presencia foránea de europeos y chilenos en sus dominios. Con curiosidad etnológica, pregunto: ¿Dónde están los chilenos racialmente puros?

Cuando hacemos referencia a los errores ancestrales podemos pensar en los antepasados remotos de una familia, comunidad o etnia; entonces, ¿cuáles fueron los errores incurridos por los antiguos mapuches para ocasionar la desastrosa situación de sus descendientes? El señor Villalobos nos responde que los mapuches se dejaron someter o derrotar por no presentar un frente unido, porque estuvieron divididos ante los españoles y chilenos y que, sin duda, fueron también responsables algunos caciques "que recibían sueldos y se les concedía el uso de un bastón de mando con puño de plata", motivo más que suficiente para no estar en condiciones de liderar una etnia siempre celosa de su libertad.

No obstante, queda pendiente la pregunta: ¿Cuáles fueron los errores de los españoles y chilenos para que hoy tengamos una etnia marginada y con dramáticos indicadores de pobreza? Lamentablemente, no se la formula el señor Villalobos, posiblemente por ser muy obvio el permanente conflicto que el pueblo mapuche mantuvo con los españoles y continúa encarando con los chilenos, como también lo son los despojos de sus tierras, de manera muy escandalosa por los chilenos, quienes entraron como invasores para "pacificar", es decir, para efectuar con más éxito que los hispanos la usurpación de ese territorio llamado Araucanía.

El señor Villalobos sostiene que "los propios araucanos formaron parte del aparato de dominación. Al hacerlo recibían recompensas, beneficios y algunos honores; pero lo que les atraía era disfrutar de las ventajas de la civilización material". Esto constituye una deformación de la realidad pasada y presente del pueblo mapuche. Si esta etnia hubiese recibido los beneficios y disfrutado de esas supuestas "ventajas de la civilización material", hoy no se encontraría en la situación de marginalidad que caracteriza a sus comunidades, ni hubiesen emigrado cientos de miles de mapuches para incorporarse a la masa asalariada de las ciudades de nuestro país.

La Iglesia Católica y, posteriormente, los protestantes han tratado de influir en la cultura mapuche, pero con un relativo éxito, por cuanto se han mantenido ancestrales creencias y una cosmovisión que no concuerdan con religiones estrechamente asociadas con los conquistadores, invasores y usurpadores.
Cuando el señor Villalobos argumenta que la moral cristiana impuso entre los mapuches "la justicia en lugar de la venganza, la monogamia y la condena a la homosexualidad, que era una práctica corriente", nos asalta la duda acerca de las fuentes, estudios empíricos y testimonios que utilizó para sostener tal conclusión. No conocemos ningún estudio científico que afirme, por ejemplo, que el homosexualismo se erradique o supere por virtud de creencias religiosas.
Nos sorprende ahora tomar nota de que tal conducta era practicada por los mapuches, porque en rigor se debe diferenciar la homosexualidad congénita de aquella que obedece a un patrón cultural, como acontecía en la antigua Grecia, como se puede evidenciar documentadamente.
Qué aconsejable hubiese sido que el señor Villalobos hubiera suspendido, por un par de meses, el ejercicio de tramar su "history fiction", para recorrer, observar y convivir con unas 10 comunidades mapuches en la IX Región de nuestro Chile, para así poder cotejar sus afirmaciones surgidas de la "historia oficial" con los resultados concretos de "los beneficios" que han dejado las dos dominaciones sufridas por el pueblo mapuche.

Contrariamente a lo que piensa el señor Villalobos en su conclusión final, el pueblo mapuche no ha renunciado a derechos ancestrales, como lo son el recuperar parte de sus tierras usurpadas, deuda que reconocemos los chilenos que defendemos la posición de que todas nuestras etnias o pueblos originarios deben ser respetados para que se desarrollen de conformidad a los dictados de sus culturas, las cuales han perdurado heroicamente, pese a las "ventajas" e influencias culturales recibidas de sus dominadores y explotadores.

Danilo Salcedo Vodnizza
Sociólogo

A Propósito de Errores Ancestrales y Desaciertos Contemporáneos: Una Respuesta Posible a Villalobos.

Marcos Valdés (Wekull)
(Net Mapu, Junio, 2000)

Repuesto del golpe propinado por el connotado historiador y profesor universitario Sergio Villalobos en su polémico artículo del Domingo 14 de Mayo del año de los tres ceros, es necesario hacer una relectura crítica de su artículo.

Es evidente que los últimos acontecimientos en el Wall Mapu, han agitado las aguas del debate académico acerca del pueblo mapuche. Y muchos de los que han concurrido a aumentar el debate no han sido precisamente experiencias muy felices.

El profesor Villalobos es un ejemplo de ello, un ejemplo lamentable, habrá que decirlo... pero, ¿por qué se hace tal afirmación partamos por decir que el artículo publicado en el Mercurio el pasado 14 de Mayo de 2000, es un artículo poco riguroso y teñido de un racismo inaceptable.
Villalobos nos quiere hacer creer que es un hecho universal que los dominados son culpables (protagonista en el lenguaje de Villalobos, en adelante, V.) "de su propia dominación" y que ello es un lugar común a toda cultura "avanzada" que subordina a otra "menos evolucionada". Pero, ¿de donde saca V. que la cultura española que llegó a chile era avanzada?. A decir verdad, los españoles eran mucho más atrasados que cualquier otro pueblo europeo, y que si no hubiera sido por las luces que le entregó la larga dominación mora, los españoles todavía vivirían en cavernas. Evidentemente, el uso del hierro y del caballo, los espejos, cintas y baratijas no son buenos indicadores de lo avanzada de la cultura española, y en todo caso, ninguno de estos elementos les pertenecen como relato propio a los españoles. Por otro lado, los mapuche, efectivamente vieron las potencialidades que suministraban los elementos que traía el conquistador, que rápidamente fueron incorporadas y utilizadas en contra del invasor.

Si algo ha mostrado la historia, en los últimos tiempos es que hablar de "atrasado" o "avanzado" respecto de las culturas es una imprecisión poco feliz, en tanto, siempre estos conceptos son relativos y absolutizarlos solo muestran los componentes racistas del análisis de quién lo hace.
No es históricamente correcto hablar de dominador cuando se refiere al español que llegó a territorio mapuche con Valdivia, puesto que en esta etapa, los españoles todavía no habían podido dominar al pueblo mapuche y nunca lo hicieron, por lo tanto, el español es mas que nada un invasor, hablar de dominador es una incongruencia histórica y refleja poca seriedad científica.
No es verdad, que la "paulatina derrota de los araucanos se debió a que no presentaron un frente único", por el contrario, la derrota militar del pueblo mapuche a manos de los chilenos fue producto de la superioridad del armamento que utilizaron estos, y eso fue posible en todo caso con muchas bajas en el ejército de veteranos que ocupó militarmente el territorio libre mapuche a partir de 1881. Cabe recordar que el ejército chileno que combatió contra las fuerzas mapuche, fueron fuerzas veteranas de la guerra del pacífico, con experiencia en combate, con armamento sofisticado y de última generación, solo así se pudo someter al pueblo mapuche, por la vía armada, no así los españoles que nunca lograron someter al pueblo mapuche.

La idea del frente único, o la llamada "unidad", merece una reflexión. Siempre se nos ha criticado por la falta de criterio único, por la falta de representantes con quien negociar, por la falta de "una sola voz", pero los mapuche, nunca aceptaron (ni aceptarán) el principio hegemonizador.
Los mapuche compartimos una memoria histórica común y también una identidad cultural común, pero estos elementos tienen sentido si y solo si son interpretados territorialmente, es lo que los mapuchólogos han denominado "identidades territoriales", y ello tiene evidentemente consecuencias políticas, sin embargo, el pedirnos expresarnos en términos de "unidad" es no conocer la sensibilidad mapuche, además que esa es una idea que siempre ha sido una idea foránea y extraña a la mentalidad mapuche. Es mucho más atractiva para el mapuche, la institución del "parlamento" y no precisamente el parlamento de Valparaíso.

El rol que V. le asigna a la religión y la moral cristiana, muestra otro aspecto del racismo con que el historiador enfrenta el tema mapuche, hombres cristianos como los Trizano, violadores, asesinos, saqueadores y ladrones se introducían a sangre y fuego en las comunidades mapuche, no respetando a nadie ni a nada, nuestros mayores recuerdan con horror la aparición de estos hombres con la moral cristiana muy arraigada, por territorio mapuche, ni que hablar de los españoles que, cabe recordar, vinieron sin sus mujeres a territorio mapuche.

"Inevitable fue el roce sexual" nos dice V. pero yo creo que habría que haber dicho para ser consecuentes con la verdad: "inevitable fue la violación", efectuada en gran escala por hombres cristianos, durante las entradas del ejército invasor a territorio mapuche.

Es muy interesante la frase de V. cuando se refiere a "comunidades o individuos recalcitrantes que aún pueden encontrarse como curiosidad" (nótese el tono peyorativo de la frase de V.) cuando se refiere a comunidades o individuos que han defendido la legitimidad del uso del mapudungun como lengua propia. Con esto, V. hace suya una práctica y una postura muy común en los dictadores que acostumbran a imponer sus puntos de vista sin ninguna clase de miramientos. Pero además de que, y eso es algo que V. no se equivoca, a través de los mecanismos de socialización secundaria fueron impuestos en los niños mapuche tanto el idioma español como la religión cristiana con la metodología del garrote y el palo, cuantas historias no hay de profesores winkas que trabajaban o para el gobierno o para la iglesia que aplicaron literalmente el dicho español: "la letra con sangre entra", causando dolor, amargura, menoscabo y sentido de culpa en niños que tenían una pasado histórico de haber resistido todo "extranjero dominio", parece ser que V. nunca leyó el poema épico de Alonso de Ercilla.

Otra falacia histórica y lógica que nos ofrece V. se refiere a la ingesta indiscriminada del aguardiente y el vino que traían los españoles por parte de los mapuche, si bien es cierto que las cepas de uva no existían en territorio mapuche su introducción es bastante reciente, cabe recordar que el territorio mapuche no era apto para este tipo de cultivo por lo espeso de su vegetación, y para hacerlo, los introductores tuvieron que quemar cientos de hectáreas de bosque nativo y, arrasar con la flora y fauna, causando una catástrofe ecológica que aún no ha sido evaluada en su real y total dimensión, por otro lado, los españoles no pudieron transportar grandes cantidades de vino por lo incómodo del traslado y lo agreste de la geomorfología con que se encontraron. Esta falacia de V. solo contribuye a reforzar los estereotipos clásicos con que se define al mapuche: "flojo y borracho", sin embargo, las cifras disponibles respecto de alcoholismo en chile, muestran que los "borrachos" son más bien los winkas, puesto que por cada 10 alcohólicos mapuche hay 90 winkas.

¿De dónde habrá sacado V. que la homosexualidad entre los mapuche era una práctica corriente?. La verdad es que no existe ninguna evidencia histórica que permita corroborar dicha afirmación, en todo caso, si fuera cierto, entonces ello debería reflejarse de algún modo en la sociedad mapuche contemporánea, como lo tiene, por ejemplo, el caso de la poligamia, que actualmente existe como correlato o discurso especialmente en los sectores juveniles mapuche. En la época actual, los pocos casos registrados de mapuche VIH+, no son estadísticamente relevantes, pero no es así, en el caso de los homosexuales de la misma estirpe que V. (léase winkas) infectados con el mortal virus.

La hipótesis del colaboracionismo en términos de su protagonismo respecto de la dominación es otra falacia histórica de V., es cierto que existieron colaboracionistas, mapuche que se aliaron con el winka (a los cuales nosotros llamamos yanakonas) pero ello no fue la razón de la derrota militar, en todo caso, cuando se producía un levantamiento los primeros en caer eran precisamente los capitanes de amigos y sus yanakonas.

Respecto de los eufemismos no vale la pena pronunciarse, baste decir que el lenguaje occidental-cristiano esta plagado de eufemismos, por ejemplo justicia, derechos humanos, protección del medio ambiente, seguridad ciudadana, etc, etc.

No es verdad que la "lucha de los araucanos contra los españoles y los chilenos tuvo una duración e intensidad mucho menor de lo que se cree", al parecer el profesor Villalobos no ha leido a sus críticos y no se hace cargo de todos los elementos históricos que refutan su afirmación, si no quiere leer a sus críticos yo humildemente le recomendaría que leyera un trabajo monográfico de una estudiante de antropología de intercambio (Gabriela Portas) que precisamente invalida las hipótesis de Villalobos.

Cuando se constituya la famosa comisión de verdad histórica prometida por el presidente Lagos, debería ser tarea prioritaria para dicha comisión, interrogar al profesor V. para que demuestre sus afirmaciones y nos ilustre adecuadamente respecto de sus conocimientos.
Finalmente, coincido con Salcedo, cuando afirma que los mapuche no hemos renunciado a nuestros derechos ancestrales y nunca lo haremos, los derechos son inalienables, intransferibles y perpetuos, por lo tanto, las reivindicaciones territoriales, sociales, culturales y políticas siguen frescas en nuestra memoria colectiva.

PD.Si yo hubiera sido profesor del connotado historiador chileno y le hubiera pedido una monografía respecto de la cuestión mapuche, y me hubiera presentado el artículo suyo publicado en el Mercurio, yo lo hubiera reprobado, por poco riguroso, racista, poca capacidad crítica y escaso sentido científico.

Marcos Valdés (Wekull)
Sociólogo

El nacionalismo asimilacionista chileno y su percepción de la nación mapuche y sus luchas

José A. Mariman
Denver, Junio del 2000

Con la tesis de que “los antiguos indígenas de la Araucanía fueron protagonistas de su propia dominación” (El Mercurio 14/05/00: A2), el historiador chileno Sergio Villalobos ha abierto polémica respecto de “la cuestión mapuche”. El sociólogo Danilo Salcedo, también chileno, ha respondido rápidamente a Villalobos. “[E]l pueblo mapuche no ha renunciado a derechos ancestrales[...], deuda que reconocemos los chilenos que defendemos la posición de que todas nuestras(1) etnias o pueblos originarios deben ser respetados para que se desarrollen de conformidad a los dictados de sus culturas, las cuales han perdurado heroicamente, pese a las ‘ventajas’ e influencias culturales recibidas de sus dominadores y explotadores” (El Mercurio 31/05/00: A2). Por mi parte, y a través del presente escrito, quisiera opinar sobre lo puesto en discusión por Villalobos, desde la perspectiva de un mapuche urbano y profesional(2).

1. Los argumentos de la tesis de Villalobos y contra argumentación.

Villalobos razona y sustenta su tesis en función de varios argumentos. Entre ellos sobresalen aseveraciones como las siguientes: [la dominación] es un hecho universal; repetido en todas partes donde una cultura avanzada se impuso a otra menos evolucionada; una conquista no es sólo una imposición de los dominadores sino también una absorción por los dominados; los llamados araucanos –eufemísticamente, mapuches– no son más que mestizos aunque sean notorios los antiguos rasgos; las nociones de bien/mal, justicia por venganza, monogamia por poligamia y heterosexualidad por homosexualidad se abrieron paso entre los mapuche gracias a la religión y la moral cristiana; y, es cierto que perdieron gran parte de sus tierras mal aprovechadas a ojos modernos, pero también es cierto que pudieron incorporarse a la producción agrícola y ganadera de mercado. Creo que todos los argumentos anteriores son discutibles y es lo que a continuación me propongo hacer.

1.1. La dominación como un hecho universal.

Decir que la “dominación es un hecho universal”, no constituye ningún aporte a la comprensión del “problema mapuche”, ni tampoco ayuda en la búsqueda de soluciones al “problema mapuche”. Afirmar que la dominación es un hecho universal es únicamente constatar un hecho (patente en la historia humana que conocemos). Sin embargo, cuando ésta neutral aseveración –neutral por cuanto no expresa una posición sino es simplemente una declaración– se hace en el contexto de argumentar una tesis, entonces pierde su neutralidad y se convierte en un argumento en apoyo de una posición.

En el caso de Villalobos la posición es clara y consiste en desacreditar las demandas mapuche, partiendo del supuesto de que los mapuche no existen en el presente. Puesto de otra forma, el conflicto araucano/chileno estaría históricamente concluido o superado, y en algún momento de él los araucanos se habrían desvanecido. Para Villalobos en el presente únicamente hay “descendientes de araucanos”(3). Por lo tanto, los mapuche no pueden fundamentar sus demandas en apelación al pasado o la historia, ya que ellos serían una nueva categoría de seres: los mestizos. Como híbridos los mapuche no tendrían porque gozar de derechos especiales para colectividades diferentes, sino de los mismos derechos de cualquier chileno. La posición de Villalobos contrasta con la desarrollada en este trabajo, como el lector podrá apreciar en el curso de su desarrollo.

1.2. Culturas avanzadas imponiéndose a otras menos evolucionadas.

Villalobos ampara otro de sus argumentos, bajo el supuesto de que hay culturas más avanzadas y otras menos evolucionadas. La tipología de cultura de Villalobos se aparta de los conocimientos aportados por las ciencias sociales respecto de la cultura. En el presente las ciencias sociales reflejan una posición neutral, cuidadosa y respetuosa, en cuanto emitir juicios dirigidos a rankear las culturas humanas como “superiores” e “inferiores” o “mejores” y “peores”. La tendencia en las ciencias sociales parece estar dirigida a comprender a las culturas, como respuestas adaptativas a los nichos ecológicos que el ser humano ha ocupado. Subsecuentemente, lo que importa es destacar la cultura en sí misma, y asumir las diferencias como riqueza de respuestas humana (un patrimonio humano).

Las ciencias sociales no manifiestan interés en comparar una cultura con otra para establecer “superioridad” o “inferioridad”. Cuando las culturas se comparan no es para buscar el tipo de correlación que Villalobos promueve. Por ello, deducir que la lanza, el arco y las flechas de un pigmeo son menos eficientes que la de un Lakota, porque las primeras son más pequeñas y pueden causar menor daño, es irrelevante. Una conclusión de ese tipo tendría que pasar por alto, que los pigmeos han mostrado ser altamente eficientes cazando hasta elefantes con sus armas, del mismo modo que los Lakota lo fueron con las suyas cazando búfalos.

La tipología de cultura de Villalobos resulta así un argumento puramente funcional, a la idea de situar a la cultura chilena por sobre la mapuche. Se trata del viejo recurso a la pirámide de la superioridad que impuso el darwinismo en el siglo XIX. Por cierto, aquí no se trata de la sobrevivencia del más apto (el blanco europeo), sino de la sobrevivencia de culturas más aptas (la cultura blanca europea). Así, en la argumentación de Villalobos la cultura europea –no pasar por alto el mensaje de que cultura chilena es sinónimo de cultura europea (la llamaré en adelante cultura europea-chilena)– está en el pináculo de la pirámide de la superioridad y cualquier otra en la base. En la tipología de cultura de Villalobos, la superioridad cultural aparece medida por el acto de la conquista, sin considerar la enorme complejidad que implica la cultura como respuesta humana a los desafíos del entorno ecológico.

La superioridad de una cultura, en el supuesto de Villalobos, es la imposición de ésta sobre otra, lo que equivale a un acto de violencia o barbarismo. Por ello Villalobos no reflexiona el hecho de que culturas como la china y la hindú en Asia, la azteca e inca en América, y la asante en África, no eran menos complejas y prósperas que las europeas que las conquistaron. Ellas habían desarrollado vida en ciudades, poseían escritura, arquitectura monumental, es decir todas las características de un Estado o civilización (Krech, 1999). Hoy sabemos que las ciencias se desarrolloraron en Europa gracias a que los “moros” –cultura árabe– y los judíos mantuvieron vivos y engrosaron los conocimientos que se arrastraban desde Grecia, y no gracias al oscurantismo religioso que reinaba en Europa.

Si las finas y apetecidas telas de seda de la India dejaron de producirse, fue por la destrucción provocada por los ingleses de la industria artesanal hindú, antes que por haber sido superadas por la competencia de un producto venido de la cultura “superior” inglesa. Lo mismo ocurrió con el comercio del aceite de palma por parte de reino de Opobo en el actual Nigeria, cuya prosperidad fue sepultada en el siglo XIX por los ingleses, quienes atacaron el reino de Opobo, expoliaron su industria y expulsaron al exilio al rey de Opobo y sus colaboradores (Davidson, 1992).

La pretendida cultura europea “superior” no mostró superioridad sino brutalidad, para acabar con la industria artesanal hindú e imponer el reinado del algodón o apropiarse del comercio de aceite de palma y sus lucrativas ganancias. Y este no es el caso de los ingleses exclusivamente, lo hicieron los franceses, los belgas, los portugueses, los italianos, los españoles y los alemanes después de 1918. Y no quiero dejar de mencionar a los chilenos respecto del país mapuche, donde la destrucción de cultivos, casas, telares, el saqueo del ganado, robo de la platería, la expoliación de territorio y sus riquezas fue la característica de la conquista por la cultura europea-chilena “superior”.

Si muchas culturas sucumbieron frente a las culturas europeas no se debió a una superioridad cultural (usando el concepto cultura en su más amplia acepción y no restringido a aspectos militares)(4), sino a una superioridad en la tecnología de la guerra. Los europeos que conquistaron China, la India o Japón en Asia, el Imperio Azteca o el Inca en América, y el Reino Asante en África, no eran superiores culturalmente hablando (latu sensu), pero si tenían armas más destructivas o con capacidad de mayor destrucción. Y sobre todo, la mentalidad para desarrollar atrocidades de las cuales muchos sienten vergüenza hoy, como se desprende de la disculpa al pueblo judío que ofreció el Papa en Jerusalén los días 21 y 22 de marzo del 2000, por los errores/horrores de la Iglesia Católica en su persecución de los judíos.

Respecto a lo primero, superioridad de las armas, no debe haber muchos que crean hoy –a excepción de Villalobos en consecuencia de su análisis– que Japón o Alemania sean inferiores culturalmente a los Estados Unidos, porque no tienen la bomba atómica. En esa lógica, y escapando a las pretensiones de ser cultura europea, Chile no es más que una república banana (en algo esa impresión quedó luego de la detención de Pinochet en Inglaterra, y el bochorno que significó para los militares, la diplomacia chilena y las pretensiones de superioridad de algunos “jaguares” chilenos).

Y, respecto a lo segundo, la ideología de la bestialidad, Cristóbal Colón escribía en su diario a su arribo al nuevo continente: “Los Indios... andan desnudos e indefensos, por lo tanto listos para recibir ordenes y ponerse a trabajar” (citado por Brouwer, 1992: 1). Con esas ideas la acumulación capitalista comenzó en América, y las culturas que no predicaban tales principios –como la mapuche– fueron conquistadas, colonizadas, oprimidas, explotadas, degradadas, humilladas, discriminadas. Entonces, y sin hacer abstracción de ese hecho, no hay culturas “superiores” o “inferiores”, sino culturas que fueron impedidas por otras y específicos grupos de intereses dentro de esas culturas de continuar su propio e independiente desarrollo. En otras palabras, estamos hablando de una política intencionada dirigida a la alienación de las culturas dominadas, para conformarlas mejor al esquema de dominación y explotación a que han sido arrastradas.

Los mapuche no son una cultura menos “evolucionada”, sino una cultura oprimida, colonizada, degradada, humillada, discriminada y sujeta a dominación estadonacional al interior de Chile. Su actual situación no es inherente a una hipotética atrofia cultural, sino la consecuencia de una historia de relaciones de dominación y colonialismo, que en el caso de Chile es interno desde 1883 (Mariman, J. A. 1990).

1.3. La conquista no es sólo una imposición de los dominadores, sino también una absorción por los dominados.

Villalobos usa el recurso de un determinismo histórico, cuando afirma que es irremediable –“fatalmente” es la palabra que emplea– que un pueblo “en vías de sumisión” caiga en “su propia trampa”, que es la tentación de poseer los bienes del invasor. Pues me parece que la tentación de querer conocer o poseer algo nuevo o desconocido es bastante humana y generalizada en todas las culturas y en todos los tiempos. Por ello turistas de todo el mundo practican viajes a distintas partes del planeta para conocer, y participan de un comercio de lo distinto-original a cada grupo. En algunos países ese negocio deja enormes ganancias y contribuye sobremanera al Producto Interno Bruto, como México por ejemplo, por lo cual los Estados promueven el turismo como política de Estado.

Pero, ciertamente, el interés de los mapuche por objetos exteriores a su cultura no fue turístico. El interés y la adopción de objetos exteriores a la cultura propia mapuche merecen un análisis menos superficial que el que nos ofrece Villalobos, y que se resume a fascinaciones y encandilamientos. Al respecto puedo decir que cuando la adopción de objetos exteriores a la cultura se realiza en un ambiente libremente determinado, es diferente que cuando se trata de una imposición.

La adopción del caballo y artículos metálicos no hizo a los mapuche menos mapuche. El caballo y los metales libremente adoptados fueron mapuchizados para servir mejor a la cultura mapuche. Consecuentemente, ellos se volvieron parte de la cultura mapuche, y no los mapuche más españoles por valerse de ellos(5). El mismo Villalobos insinúa ideas como esas en 1989, cuando narrando acerca de los pewenche escribía: “[s]e comprende, así, hasta qué punto el caballo se había incorporado a la cultura pehuenche, desde los aspectos más prosaicos hasta los más trascendentes” (Villalobos, 1989). Y lo mismo se puede decir del metal en relación con la platería mapuche.

Esto ocurre así, porque las culturas son dialécticas y están en permanente cambio. Las manifestaciones histórico-coyunturales de la cultura, por ejemplo el mapuche sin caballo y con lanza sin punta de metal previo al arribo de los colonizadores, no son más que la expresión de la cultura en un momento histórico determinado. Los préstamos culturales –caballo, metal– indujeron cambios culturales en los mapuche (activaron mecanismos de ajuste en la cultura), pero la cultura como tal continuó siendo ella misma: la cultura mapuche. Del mismo modo que los chilenos no son menos chilenos porque conducen autos japoneses o usan computadores de tecnología estadounidense. Y los estadounidenses –el estándar de superioridad cultural del momento– no son menos estadounidense porque comen pizza italiana, enchiladas mexicanas, sushi japonés o filet mignon francés.

La clave de la aceptación y valoración de lo exterior a la cultura propia, parece estar en la libre adopción de los préstamos culturales, y en los pequeños toques modificatorios que lo hacen más familiar a las costumbres y gustos de la cultura que adopta lo que no le es propio. Por ello, nadie puede pretender que la tortilla mexicana que comen los estadounidenses es exactamente la misma que fabrica una campesina mexicana en su jacal. No obstante los estadounidenses consumen gran cantidad de tortillas y tienen muy claro que ese tipo de pan es de origen mexicano (sin hilar más fino respecto a alguna autoría india en ese producto).

Cuando los préstamos son introducidos por la imposición y la violencia de los grupos dominantes, entonces la historia es otra dado que los mecanismos de ajuste en la cultura no alcanzan a operar: son neutralizados. En situaciones como esa, claramente coloniales y de colonialismo interno, la imposición se acompaña de la ideología del desprecio por lo que viene de la cultura dominada. Esto es lo que lleva a un sujeto a extasiarse mirando a la “Venus del Milo” –considerada una de las grandes obras de escultura griega–, y despreciar la representación en madera del cuerpo de una mujer hecha por un artista rapanui, por “rudimentaria” y “primitiva”. Quizá por eso encontramos replicas de la primera en galerías de arte, y muestras de lo segundo en museos o en casas de venta de artesanías.

Los criterios de belleza y los juicios de valor –en general– se basan en modelos impuestos(6). Por lo cual los “deseos” en una situación colonial (como ocurría en el Chile previo a la “independencia”) o de colonialismo interno (como ocurre desde la “independencia” hasta nuestros días) son forzados y no una expresión libremente determinada. Mientras que la estandarización de valores –por ejemplo la idea de culturas superiores e inferiores– es claramente un intento de justificar la opresión. Un sujeto ideologizado por los criterios de belleza o los estándares de valores dominantes puede pagar mucho dinero por una réplica –aunque sea en yeso y no en mármol– de la “Venus del Milo”, pero no manifestar la misma sensibilidad o disposición a pagar por un trabajo original de un artesano rapanui(7).

Me cuesta suponer que Villalobos es ingenuo cuando superficializa el “interés” de los pueblos “en vías de sumisión”, en los objetos de la “cultura superior”. En realidad lo que él busca es convencer a una audiencia chilena acrítica, de que sus antepasados no son culpables de los problemas mapuche actuales, sino los propios antepasados de los mapuche. En otras palabras, la culpa sobre la situación de dominación en que viven los “descendientes de araucanos” recae en ellos mismos, por cuanto sus antepasados lo decidieron así, y ya no hay nada más que hacer salvo dar vuelta la página y dormir tranquilos y sin cargos de conciencia.

En esta explicación nacionalista-asimilacionista los conquistadores-dominadores aparecen como predestinados a hacer un trabajo que no eligieron, pero que les es inherente dada su condición de “superiores”, y que deben aceptar realizar sin cuestionar (como un karma, oráculo o destino escrito). De esa forma los conquistadores-dominadores responden a una “verdad universal” –conquistar, dominar–, al modo de un llamado de la selva para Jack London (1906). “Verdad universal” indiscutible que por lo demás exculpa a los conquistadores y colonizadores y les deja impunes frente a juicios posteriores.

El abuelito de la patria chilena, Pedro de Valdivia, no será nunca criticado siguiendo la lógica de Villalobos, por haber mutilado y muerto a tantos mapuche desde su primera incursión al país mapuche (“leyenda negra” para algunos). Y recibirá per se los homenajes de sus nacionalistas-asimilacionistas descendientes, que le agradecen haberlos llevado al sitial de cultura “dominante” y “superior”. Probablemente Villalobos no estaría de acuerdo en levantarle un monumento a Hitler en el centro de Santiago, aunque es parte de la cultura europea que tanto vindica, dado que la historia la hacen los vencedores y Hitler no venció. Pero seguramente no estaría de acuerdo en mandar derribar el monumento a Pedro de Valdivia en la Plaza de Armas de Santiago, aunque éste sea tan criminal como el primero y que no venció a los mapuche.
Pero, y al cerrar el punto, concedamos crédito a Villalobos respecto del hecho de que en los dominados también hay culpa por entrar en esa relación dominador/dominado y por mantenerse bajo la posición de dominados.

Esta idea me recuerda en parte “El discurso de la servidumbre” de La Boétie (1530-1563), sólo que en una interpretación que no es la dada por dicho autor a su trabajo. Ciertamente hubo colaboración de algunos mapuche con los colonizadores, así como también la hubo de colonizadores hacia los mapuche (Villalobos lo menciona en 1989). Pero a pesar de las diferencias entre mapuche respecto a una política única frente a los colonizadores, si ellos se mantuvieron independientes hasta 1883 fue porque la mayoría no colaboró (en sentido de admitir la dominación). Esa mayoría es la que explica que haya en el presente mapuche afirmando su identidad etnonacional (con diferencias entre unos y otros gracias a la situación de colonialismo interno en que hemos vivido).

Aún cuando Villalobos trata en su artículo de El Mercurio –como en trabajos anteriores– de quitarle intensidad a la guerra hispano/mapuche o después chileno/mapuche y hacer parecer a los mapuche como una nación ya subordinada a los colonizadores, es irrefutable que los mapuche fueron independientes hasta 1883. La historia “oficial” de Chile –de la cual la obra de Villalobos es representativa– reconoce eso al hablar de “pacificación de la Araucanía” en segunda mitad del siglo XIX. La independencia mapuche pudo mantenerse mientras los mapuche no fueron derrotados militarmente.

En otras palabras, la “paz” colonizadores/colonizados con la cual Villalobos pretende convencernos de la subordinación mapuche a los conquistadores-colonizadores, no puede sino entenderse como la guerra por otros medios. Si no fuera así, tendríamos que pensar que la “Guerra Fría” entre Estados Unidos y la Unión Soviética nunca existió, porque estadounidenses y soviéticos no se dispararon un tiro entre ellos (vivían en paz). Los colonizadores y sus descendientes nunca renunciaron a dominar a los mapuche, y sus estrategias de paz como “la guerra defensiva”, no fueron sino otras estrategias de dominación por vías menos violentas. Y los mapuche nunca dejaron de sentirse serenos y libres, mientras la lanza –con puntas de hierro o sin ellas– estaba a mano a la salida de la ruka.

Los mapuche entraron a una relación de dominación/subordinación no por ser un “pueblo en vías de sumisión”, como pretende hacernos creer Villalobos, sino desde el instante de su derrota militar en 1883. Derrota que se explica no por la debilidad de los mapuche como combatientes, sino por la inferioridad de sus armas frente a la tecnología de los rifles de repetición (que no inventó la “superior” cultura europea-chilena por supuesto). A partir de allí los préstamos culturales ya no responderían a una libre determinada opción, sino a una imposición como es el caso de la lengua.

El castellano ha sido impuesto y no es una libre opción. Las escuelas y otros servicios públicos en el país mapuche (en antaño y hoy), no ofrecen a los padres mapuche optar por ésta o la otra lengua, simplemente y sin ninguna discusión de por medio usan el castellano. Ahora, tampoco se debe pasar por alto que si hay cultura mapuche hoy día –y al escribir sobre ella aún cuando atacándola Villalobos la legitima–, no se debe a una actitud de “pueblo en vías de sumisión”. Entre los mapuche hay miles de historias de imposiciones brutales por parte de los chilenos.

Me permito recordar brevemente una que forma parte de mi propia experiencia personal. En el verano de 1982 me encontraba realizando trabajos voluntarios en las comunidades mapuche alrededor del lago Lleu-lleu, cuando me visitó un padre mapuche pidiéndome ayuda para convencer a las autoridades del Registro Civil de Tirúa, que le permitieran ponerle un nombre mapuche a su hija recién nacida (deseaba llamarla Millaray: Flor de oro). Los funcionarios del Registro Civil de Tirúa se negaban a aceptar el nombre mapuche, argumentando que según la ley 17.344 del 22 de septiembre de 1970 no se permitían nombres “ridículos”(8). En otras palabras, en la opinión de los funcionarios de Tirúa un nombre mapuche era un nombre ridículo, y por lo tanto ellos podían perfectamente negarle el derecho a un padre mapuche de colocar tal nombre a su hija(9).

Lo anterior no es sumisión sino dominación y colonización, que muchas veces y dado las coyunturas políticas desfavorables, los mapuche deben soportar estoicamente (en el caso narrado dictadura con chilenos nacionalistas-asimilacionistas en el poder). O bien sufrir las consecuencias de la represión, que no ha detenido su acción contra los mapuche desde la incorporación en 1883.

Probablemente, y como en toda situación colonial o de colonialismo interno, algunos colonizados han creído ver la escapatoria a su condición de segregados, discriminados, ridiculizados, etc., en su disfrazación en la sociedad colonizadora. Hablar bien el castellano y sin acento “indio” seguramente ofreció mejores expectativas dentro de las limitadas ofertas de aceptación social. Lo mismo se puede decir de vestirse como el colonizador, participar de sus religiones, de sus partidos políticos, etc. y de rechazar lo propio. Pero esa actitud es incomprensible si no se analiza dentro del marco que le dio origen: la dominación estadonacional colonialista chilena.

¿Por qué habría de renegar una persona de su cultura en una situación de relaciones culturales de igual estatus? Si eso ocurre es a consecuencia precisamente de la relación de dominación/subordinación impuestas por la conquista militar e incorporación de los mapuche. Lo triste para aquellos que han renegado es que su situación no mejoró ostensiblemente respecto de los más “recalcitrantes”, como los llama Villalobos. Por ello, aunque la persona se disfrace como sea, nunca dejan de sentir el peyorativo insulto racista chileno: “indio”, pues sus rasgos los delatan (aunque no sean puros como quisiera Villalobos).

1.4. Los llamados araucanos –eufemísticamente, mapuches– no son más que mestizos, aunque sean notorios los antiguos rasgos.

Otra línea de argumentación de Villalobos apunta a la negación de la existencia de mapuche, reconociendo la existencia sólo de “descendientes de araucanos”. Los descendientes de araucanos serían en realidad mestizos producto de un “inevitable... roce sexual efectuado en gran escala”. Villalobos no expresa un juicio de valor condenatorio para lo que llama eufemísticamente “inevitable roce sexual”, del cual podría sospecharse que correspondió a violaciones masivas de mujeres indígenas, llevadas a cabo por soldados de “religión y moral cristiana”. La misma religión y moral que seguramente profesaban los latifundistas que menciona Lara en su “Crónica de la Araucanía” (1889).

[S]e dejaron caer algunos agricultores... civilizados, a casa de un cacique a hacerse justicia por sí mismos, y después de violar bárbaramente a las mujeres de aquél, las asesinaron con todo salvajismo junto con sus hijos. Pero no satisfechos con tanta impunidad dejaron ensartados en estacas los cadáveres de las mujeres, introduciéndoles un madero por la parte posterior (Lara citado por Jara, 1956).

Podría concluir el punto aquí diciendo ¡amen!, pero vale la pena ir más lejos. Quizá la ausencia de juicio crítico en Villalobos, se ampara en la ideología de la supremacía del hombre sobre la mujer, tan difundida por los ritos cristianos, que pregonan la obediencia de la mujer al hombre. Ese mismo machismo en Villalobos es el que lo hace fiero crítico de la homosexualidad mapuche, expresada con toda seguridad –y sin que de nombre– en los machi. Pero no ve la viga en el “ojo moderno” de su propia comunidad cultural, que hasta ha tenido –sin mencionar nombres para no ofender a nadie– presidentes homosexuales. O nos hemos olvidado del debate político de “alto nivel” de los años previos al golpe militar de 1973, cuando diarios de izquierda se reían de sus oponentes de derecha, usando la figura de un ex presidente con el calificativo de: “la señora”.

Pero me parece de mal gusto una discusión de ese tema, dándole al homosexualismo –biológico o sicológico– una connotación negativa y no reconociéndolo como una manifestación más de la conducta sexual humana, presente en todas las culturas así no sean “superiores” o “inferiores”. Me pregunto, ¿es qué Villalobos cree que es un pecado ser homosexual? Creo que el tiempo cuando a los locos, personas con problemas, o personas con “conductas desviadas” eran expulsadas de sus comunidades, y obligados a vagar por los bosques circundantes a los dominios de las culturas “superiores” europeas, ¡paso! Estamos en el 2000 y los homosexuales, como otras minorías, tienen derecho a una vida normal y sin persecuciones(10). Por lo menos, las legislaciones de los países supuestamente de cultura “superior” (Estados Unidos y países europeos), con la excepción de Chile, así lo muestran.

Pero volvamos al mestizaje a través de una pregunta, ¿es importante la pureza racial para sostener una demanda nacionalitaria? Tengo la impresión de que pedir pureza racial a los “descendientes de araucanos” para avalar sus demandas es un anacronismo. Y, cuando no, un artificio para decir ¡no!, no te corresponde pedirme nada porque tú no eres quien dices ser, sino lo que yo creo o digo que tú eres. La negación del otro es un fenómeno difundido por la colonización y los colonizadores desde que comenzó la aventura colonial.

Así como Robinson Crusoe llamó “Viernes” al “salvaje” que encontró en “su” isla perdida en el Pacífico (Savarín, 1976), Villalobos llama –eufemísticamente– “araucanos” a los mapuche, robándoles su identidad o apropiándose del derecho que tiene cada colectividad-cultura humana de denominarse a sí mismo como estime pertinente. No es el punto discutir desde cuando los mapuche se llaman así mismo mapuche (esa es una discusión irreverente al interior de la sociedad mapuche), porque si no tuvieron un nombre antes o lo desconocemos se lo deben a la historia de colonización que trastocó la suya propia. El punto es que hoy tienen una identidad, se reconocen como mapuche (me incluyo), y se lo deben en parte a las propias relaciones de colonialismo interno en que viven en Chile.

1.5. Las nociones del bien y el mal, la justicia en lugar de la venganza, la monogamia y la condena de la homosexualidad se abrieron paso entre los mapuche gracias a la religión y la moral cristiana.

La religión y moral cristiana aparecen altamente valoradas por Villalobos, quien les da el estatus de cultura superior por excelencia. Por ello, en Villalobos no hay crítica a la “religión y la moral cristiana” que fue y ha sido parte de la conquista y la colonización. Ello impulsa a Villalobos a emitir juicios moralistas condenatorios de doble estándar, donde todo lo malo es sinónimo de “indio” y todo lo bueno sinónimo de “religión y moral cristiana”.

En la lectura bipolar del pasado por Villalobos –seguramente científica y objetiva también– el mapuche y su cultura son diabolizados, y es la “religión y moral cristiana” quien los exorciza influyendo en su adopción de conceptos como bien y mal, justicia sobre venganza, monogamia sobre poligamia, y heterosexualidad sobre homosexualidad. Aunque Villalobos no lo dice, está implícito su rechazo de la religiosidad mapuche, la cual seguramente no pasa el estatus de supersticiones para éste autor.

No obstante, Villalobos olvida algo fundamental en su argumento, y esto es que todas las religiones –independientes de sí animistas o abstractas y de que algunos crean que son el opio del pueblo–, han ofrecido a los pueblos y sus culturas una concepción del bien y el mal. Sigmund Freud –reconocido ateo– en su “The future of an illusion” (1927) menciona que las restricciones moralistas como las prohibiciones de practicar el incesto y el no matar, vienen ya desde las religiones que él llama totémicas. Aunque Freud muestra vacilaciones en torno a sí aplicar o no el concepto religión a las manifestaciones totémicas, no vacila al emitir el juicio de que allí ya estaban presentes los fundamentos de la moral de los grupos.

Por lo demás, toda vida en grupo o sociedad por si misma involucra acuerdos de convivencia o normas (Davidson, 1992). El hombre solitario –lobo estepario– si existió en la historia humana, dejó paso muy luego a la colectividad humana. Y colectividad es sinónimo de reglas, de moral. La religión mapuche –y no soy un conocedor profundo del tema– proporcionó a los mapuche y su sociedad –fragmentada o no– una moral. En otras palabras, un estándar del bien y del mal, de justicia e injusticia, que para el caso es conocido como el “admapu”.

Por ello, sostener que la vendeta era la norma al interior de la sociedad mapuche, y que los “caciques” se peleaban unos con otros, es caricaturizar la vida de la sociedad mapuche. Si es por eso y en atención a los conflictos entre chilenos durante el período de anarquía (1823-1830), los intentos de golpe antes y durante el gobierno de Manuel Montt (1851 principalmente), la guerra civil de 1891, la dictadura de Ibáñez y la inestabilidad de los 1930s, el derrocamiento de Allende (1973), etc., por nombrar sólo algunos ejemplos, podrían ser interpretados como vendetas de “caciques” chilenos. ¿Es que la religión y moral cristiana no han servido para imponer hábitos políticos “civilizados” en los chilenos?

La verdad es que parece que no puede ser de otro modo, dado que la raíz de la acción política de moral cristiana “superior” funciona así. El 22 de julio de 1209 el Papa Inocencio atacó a los Albigenses del sur de Francia acusándolos de herejes, porque éstos declararon que la interpretación judía de algunas partes de las sagradas escrituras era más exacta que la Papal (y estoy dejando fuera de este artículo la “inquisición”). El Vaticano entendió la crítica como un desafío a la autoridad del Papa y 20 mil personas pagaron con su vida la primera cruzada por la fe. Lo más interesante de la historia es que cuando se le preguntó al Papa como distinguirían a los verdaderos cristianos de los heréticos, éste respondió: “denles a todos, Dios reconocerá a los suyos” (Hannaford, 1996).

Esa moral cristiana, que difiere de la moral de los cristianos antes de que el cristianismo se volviera “religión de Estado”, es la que después no se hará grandes problemas para avalar la esclavización no sólo en América, sino en el mundo entero. Que algunos mapuche hayan participado del comercio de esclavos ayudando a reducir a otros mapuche, si bien me parece condenable, lo es más el sistema colonial y sus estándares de valores que permitieron e incitaron a éstos a tales prácticas (que Villalobos no condena).

Ignoro que operó en la cabecita de cada uno de esos mapuche que se prestó para esclavizar a personas de su propio grupo de pertenencia (en África y otros lugares pasó igual), pero sí sé que la necesidad de esclavizar fue creada por el sistema colonial y la moral cristiana “superior” que difunde Villalobos. Los que se beneficiaron de la esclavitud no fueron los mapuche colaboradores, sino los colonizadores. El acto de la captura y comercialización de un esclavo es sólo un instante en el proceso de esclavizar, la mayor parte de ese proceso es la degradación humana que la explotación de una persona por un esclavista conlleva(11). Los esclavistas por excelencia fueron los colonizadores de “moral cristiana superior”.

Termino el desarrollo del punto diciendo que la poligamia no me parece una institución social para escandalizarse. El concepto de familia es diferente para cada sociedad, y ello no involucra “superioridad” o “inferioridad” de una idea de familia sobre otras. La familia mapuche polígama era una familia estable, porque la poligamia era la norma (legalidad) en el mundo mapuche, y la practicaban quienes podían mantener una familia numerosa. Por ello, los mapuche no tenían necesidad de actuar como el “padre Gatica, que predica pero no práctica”.

Los españoles que llegaron a Chile y sus descendientes luego (no todos por supuesto), van a la iglesia donde realizan los rituales cristianos o leen las enseñanzas morales cristianas en su libro sagrado. No obstante los colonizadores de ayer y de hoy no se hacen problemas a la hora de tener “amantes” (no todos desde luego), especialmente aquellos que se sienten con un poco de poder. Antes los colonizadores violaban a las mujeres indígenas sin animadversión, tras la idea de que “se hace más servicio a Dios haciendo mestizos que el pecado que en ello se hace” (el conquistador Francisco de Aguirre, citado en Albizú, 1994), y hoy lo disimulan en “citas secretas”. Quizá por ello la moral cristiana de los chilenos (no todos) no ha impedido la proliferación de moteles para parejas en Santiago, donde los visitantes menos asiduos –imagino– son “matrimonios monogámicos” (los machos chilenos no sacan a mucho a sus esposas, porque las prefieren ver en casa como cantaban “Los Prisioneros” en los 1980s).

Pero allá ellos, lo que importa aquí es que el concepto de familia también cambia así como cambia la sociedad. En Estados Unidos, por ejemplo –no tengo un estudio sobre Chile al cual echar mano–, más de un tercio de las familias están compuestas por un adulto y sus hijos: por lo común la madre y su prole (Moynihan, 1986)(12). Y la tendencia es que esa figura aumente. ¿No son familia?, para los estándares estadounidenses lo son, y como esos estándares corresponden al de la cultura “superior” del momento, se irán imponiendo en todas partes, incluso en la “superior” cultura europea-chilena.

1.6. Perdieron gran parte de sus tierras mal aprovechadas a ojos modernos; pero también pudieron incorporarse a la producción agrícola y ganadera de mercado.

Finalmente, Villalobos argumenta a favor de la expoliación del territorio de los mapuche señalando que una importante parte de sus tierras estaban subempleadas a “ojos modernos”. También menciona que los mapuche habrían ganado con ese acto de rapiña chileno al “incorporarse” –en realidad ser incorporados– “a la producción agrícola y ganadera de mercado”. Sin embargo los “ojos modernos” de Villalobos le impiden ver que la historia de la terratenencia chilena no es una historia de “progreso” ciertamente.

La historia de la terratenencia en Chile ha sido denunciada permanentemente como la historia de un descalabro y de relaciones sociales y económicas cavernarias. En esa historia el bien tierra ha sido por excelencia subempleada y ha contribuido más a alimentar delirios aristocráticos en algunos chilenos, que aportado al desarrollo económico del país (Silva, 1993; Blakemore, 1993; Colling & Lear1996; Collier & Sater, 1997)(13). Al menos así parece haber sido hasta los 1960s y la reforma agraria, con su nuevo reordenamiento en la posesión de la tierra, y de la que se valió la economía de mercado para la introducción de explotaciones agrícolas modernas en la zona central de Chile. La modernidad agrícola chilena no ha sido nunca resultado de la invención propia, sino de misiones, tecnologías y capitales provenientes de culturas “superiores”, de donde los mapuche no han aprendido mucho de sus “maestros”.

La supuesta inserción mapuche en la economía chilena –muy discutible como argumento y como tesis– no se ha hecho por el camino de la actividad agrícola, sino por la diáspora mapuche a las ciudades chilenas, y a los empleos peor rentados. Los que se han quedado, los campesinos, practican una economía de subsistencia (Stuchlík, Sistema. 1970; Stuchlík, Rasgos. 1974), con una relación funcional con el latifundio en su momento y que hoy está en crisis frente a las plantaciones de pino. Esas plantaciones abarcan mayores extensiones que los latifundios de antaño, y no proporcionan trabajo sino desplazamiento. ¿Cómo se explica Villalobos la existencia de más de 400 mil mapuche en Santiago?

2. Conclusión.

El sociólogo Danilo Salcedo ha hecho una buena defensa del pueblo mapuche, en su réplica del nacionalismo-asimilacionista agresivo de Villalobos. Como mapuche no puedo sino agradecer la existencia de chilenos como Salcedo, quienes no sólo hoy sino en todos los tiempos han ayudado al pueblo mapuche. Gracias a intervenciones como la de Salcedo en todas las épocas, la colonización agresiva tanto como el nacionalismo-asimilacionista agresivo, han sido atados de mano y no han podido ir más lejos en su brutalidad y alucinaciones de grandeza (el genocidio o el etnocidio total).

No obstante, la posición de Danilo Salcedo también requiere sacudirse definitivamente del nacionalismo dominador, que brota de lo profundo del subconsciente de los chilenos. Cuando Salcedo dice: “deuda que reconocemos los chilenos que defendemos la posición de que todas nuestras etnias o pueblos originarios deben ser respetados”, también deja ver –aunque con respetables intenciones– el discurso del colonizador.

En rigor la nación mapuche no es “nuestra” en el sentido de pertenencia a los chilenos. La nación mapuche pertenece a sí misma y se encuentra oprimida y colonizada al interior de Chile. De ésto los amigos del pueblo mapuche deben tomar clara conciencia, para transformar su solidaridad en una ayuda cierta al proceso de liberación nacional de un pueblo oprimido y colonizado. Proceso que parece estar tomando la forma de una demanda por autonomía o autodeterminación interna en el caso mapuche.

En esa lucha, que hoy se insinúa en las movilizaciones de Lumako y de Alto Biobío, los mapuche requieren de todo el apoyo de chilenos como Salcedo, pero no de intervenciones paternalistas. Si el paternalismo ocurre, los chilenos progresistas e indigenistas no habrían renunciado a oprimir y colonizar a los mapuche, y sólo responderían a un nacionalismo integracionista dócil, que al final es igualmente etnocida.

Finalmente, creo que el artículo de Villalobos no le ha hecho un gran favor a la reputación del intelecto y a la intelectualidad chilena. Su descripción y explicación fantasiosa, racista y poco científica de un tema universalmente reconocido como fundamental en nuestro mundo contemporáneo, como bumerang se vuelve contra él. No ha sido la nación mapuche más dañada con el comentario de Villalobos, de lo que él mismo comienza a experimentar a partir de su artículo. Ya un premio nacional de ciencias chileno ha denunciando el uso de la historia para denigrar al “otro”, y ha llamado a “detener el saqueo iniciado con la pacificación de la Araucanía” (Igor Saavedra en Diario el Sur en Internet, 06/04/00). Creo que inevitablemente más pronunciamientos como esos se seguirán produciendo, y los mapuche ganarán más amigos y mayor reconocimiento

Polémico artículo del historiador Sergio Villalobos

Sergio Villalobos R.
Profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica, Universidad de Chile. Profesor titular universidades de Chile y Pontificia Universidad Católica de Chile. Ex Profesor Universidades de Cambridge (Inglaterra) y de California. Premio Nacional de Historia. Autor de numerosos libros y artículos sobre Historia de Chile.
Este historiador obtuvo el Premio Nacional de Historia en 1992.

Ha publicado, entre otros libros, "Chile y su historia", "El comercio y la crisis colonial", "Para una meditación de la conquista", y recientemente "Chile y Perú. La historia que nos une y nos separa 1535-1883", el que según él mismo sostiene será su último libro de investigación histórica


Araucanía: Errores Ancestrales


En los últimos tiempos se ha hecho corriente hablar de derechos ancestrales para apoyar las demandas de los descendientes de araucanos. Sin embargo, ésa es sólo una verdad a medias, porque los antiguos indígenas de la Araucanía fueron protagonistas de su propia dominación.
Ese es un hecho universal, repetido en todas partes donde una cultura avanzada se impuso a otra menos evolucionada. Fue el caso en toda América, en la India, en la China y en África, porque una conquista no es sólo una imposición de los dominadores, sino también una absorción por los dominados.

Fatalmente, un pueblo en vías de sumisión, a pesar de su lucha defensiva, cae en la tentación de los bienes que trae el invasor, porque le atraen, se les hacen necesarios y su posesión otorga prestigio, a la vez que, como elementos técnicos y armas, sirven en las disputas internas y externas. Por ese camino se produce una aproximación a la cultura del otro y se desarrolla el mestizaje físico. El pueblo sometido cae en su propia trampa, originándose una realidad que nadie pensó. Es lo que ocurrió y sigue ocurriendo en la Araucanía. También el dominador recibe alguna influencia del sometido, aunque menos significativa.

Cuando los guerreros araucanos vieron los caballos y se deslumbraron con las armas de acero, procuraron hacerse de ellas. El hierro les era desconocido y descubrieron su enorme utilidad; los espejos, cintas y baratijas eran novedosos y lucidos; pero el aguardiente y el vino fueron la mayor tentación, debido a su alto grado alcohólico y duración, que los hacía muy superiores a la chicha.

Los dominadores, por su parte, requerían de alimentos, ponchos y ganado desde que este último fue propagado al sur del Biobío.

El simple robo de especies de un comienzo por los indígenas se transformó luego en un provechoso comercio que beneficiaba a los dos pueblos.

Inevitable fue el roce sexual, efectuado en gran escala durante las entradas del ejército, en los lavaderos de oro, en el trabajo de las encomiendas, en el contacto en estancias y puestos fronterizos y a causa de la presencia de cautivas en los levos. También la esclavitud de los araucanos, vigente durante parte del siglo XVII, contribuyó al mestizaje e igualmente la venta de mujeres y niños practicada por los mismos naturales.

El mestizaje predominó al norte y al sur del Biobío, al punto de que las fuentes históricas del siglo XVII señalan que sólo por excepción, en rincones muy apartados, quedaban indios puros. Desde entonces y hasta el día de hoy, los llamados araucanos - eufemísticamente, mapuches- no son más que mestizos, aunque sean notorios los antiguos rasgos.

En el orden natural hubo actitudes ambivalentes. Por una parte, se mantenían las tradiciones y costumbres y, por otra, había una aproximación a la cultura de los dominadores. Tempranamente algunas agrupaciones comenzaron a hablar el castellano y con el correr del tiempo se generalizó su uso, aunque hubo comunidades o individuos recalcitrantes que aún pueden encontrarse como curiosidad.

La religión y la moral cristiana también influyeron en la vida araucana, aunque con grandes tropiezos y sólo a medias. Ideas tales como la del bien y el mal, el castigo y la recompensa, se abrieron paso. La justicia en lugar de la venganza, la monogamia y la condena de la homosexualidad, que era una práctica corriente, se impusieron a la larga.

La lucha de los araucanos contra los españoles y los chilenos tuvo una duración e intensidad mucho menor de lo que se cree. Fue intensa hasta 1662, para luego disminuir de manera apreciable y transcurrir largos períodos sin acciones armadas.

Se habían impuesto las relaciones pacíficas, convenientes para todos, generándose una vida fronteriza, en que la misma intensidad del contacto causaba los pocos choques violentos.
La paulatina derrota de los araucanos se debió a que no presentaron un frente unido, porque estuvieron divididos ante los españoles y chilenos. Unos resistieron tenazmente, pero otros colaboraron con los dominadores y se adaptaron a la vida de sumisión por las ventajas que obtenían de ella.

Cada vez que un destacamento incursionaba en la Araucanía, era acompañado por grandes conjuntos de indios de las cercanías del Biobío que marchaban contra sus hermanos de sangre para vengar agravios, satisfacer viejos odios y entregarse al pillaje. En el botín figurarían mujeres, niños y animales. Solían constituir las avanzadas, eran buenos conocedores de los pasos, conocían las triquiñuelas de sus rivales, ayudaban a cruzar los ríos, se empeñaban como espías, cuidaban de los caballos, procuraban agua, leña y alimentos. En la lucha se mostraban feroces, activos en la persecución e implacables para matar a los derrotados.

Gracias a esa colaboración se comprenden las victorias de hispanos y criollos. Cada partida militar de 200 a 400 hombres era acompañada por dos mil o tres mil guerreros nativos, denominados "indios amigos".

A medida que pasaron los años, los indios amigos fueron organizados de alguna manera y se colocaron "capitanes de amigos" a su frente, que eran soldados mestizos conocedores de su lengua y sus costumbres. Finalmente, contingentes de indios amigos fueron incorporados al Ejército, asignándoseles un pequeño sueldo.

Los levos que permanecían en paz y colaboraban con las fuerzas hispanocriollas y luego chilenas contaron con capitanes de amigos que secundaban a los caciques, ayudando a mantenerlos en orden y facilitaban el trato con los blancos. Los caciques recibían sueldo y se les concedía el uso de un bastón de mando con puño de plata.

En suma, los propios araucanos formaron parte del aparato de dominación. Al hacerlo recibían recompensas, beneficios y algunos honores; pero lo que más les atraía era disfrutar de las ventajas de la civilización material.

Es cierto que perdieron gran parte de sus tierras, empleadas fundamentalmente para la caza y la recolección, es decir, mal aprovechadas a ojos modernos; pero también es cierto que pudieron incorporarse a la producción agrícola y ganadera de mercado, intercambiando productos. Dispusieron de todo lo que aportó el europeo y el chileno: ganado vacuno, ovejuno y caballar, trigo, toda clase de árboles frutales y hortalizas, herramientas y utensilios variados, arados de acero, ropas y calzado industriales y en los tiempos actuales muchas cosas más.

No cabe duda de que renunciaron a derechos ancestrales, que aceptaron la dominación y que, adaptándose a ella, han mirado hacia el futuro.

Sergio Villalobos R.

EL CONFLICTO MAPUCHE


Leftraru (Lautaro), Pintura de Pedro Subercaseaux

Escribe: Daniel Yánez



La opinión pública internacional conoció un lapidario informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) denunciando que el Gobierno de Ricardo Lagos puso en marcha en Chile un proceso etnicida contra los pehuenches. El documento prevé que en un lapso de diez años significará la desaparición total de la etnia, como organización humana estructurada en base a una cultura ancestral y un sistema de vida con características particulares.



El mismo informe señala, además, que en el plano general se ha criminalizado y se reprimen las justas reivindicaciones de los pueblos originarios, principalmente de los mapuches, configurándose repetidas violaciones a los derechos humanos de una parte importante de la población del país.



El informe es el resultado de diversas misiones enviadas a Chile por la FIDH, ante la preocupante y precaria situación de los derechos humanos generada en el llamado 'conflicto mapuche'. El documento, firmado por la periodista francesa Nicole Du Roy y la abogada ecuatoriana Paulina Palacios, está fechado en marzo del 2003 y hasta el 2004 tuvo un manejo confidencial, pero al cumplirse un año de su evacuación y ante la nula reacción de las autoridades chilenas, diversas organizaciones decidieron hacerlo público.



El contundente informe de 52 páginas recibió el espaldarazo de Rodolfo Stavenhagen, Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, quien fue enviado a Chile por esta misma preocupación y emitió hace sólo tres meses un documento que ratifica las denuncias de la FIDH.






Breve Historia


Las parcializadas informaciones sobre el llamado 'conflicto mapuche' ocultan un proceso que no surgió espontáneamente en el sur de Chile y Argentina. Por el contrario, no es más que la continuación de una vieja historia de seis siglos.



El conflicto de los pueblo originarios y en particular de los mapuches tiene su origen en la colonización de Chile por los españoles, quienes -tras siglos de lucha- nunca lograron establecer su dominio sobre este pueblo, llegando finalmente a una Tratado o Parlamento de Quillén, 1641, que reconoce como territorio autónomo en Chile las tierras ubicadas al sur del río Bío Bío.



A partir de aquel acuerdo, se generaron sucesivos cambios finalmente 'estabilizados' en lo que se llamó 'Pacificación de la Araucanía', una campaña militar emprendida por el gobierno chileno a partir de 1888 cuyo objetivo final fue la integración de esas poblaciones a la nacionalidad chilena, pese a lo cual estos pueblos lograron mantener sus particularidades, siendo víctimas a través de los anos de una verdadera expoliación de sus tierras bosques, aguas, recursos costeros.



Un cambio de mentalidad o intento por reparar la política anterior, se inició con el gobierno de Eduardo Frei Montalba (1964/1970), que recuperó 3,5 millones de hectáreas para devolvérselas al pueblo mapuche. El proceso se aceleró con el Presidente Salvador Allende, que en tres años alcanzó a restituir a los indígenas otros 6,5 millones de hectáreas. El proyecto integral fue interrumpido por el golpe que encabezó Augusto Pinochet.



El dictador inició una contra-reforma, enmarcada en el decreto-ley de división de las comunidades indígenas, anulando todo lo obrado mediante las expropiaciones anteriores, que pretendió eliminar totalmente el régimen de tenencia comunitaria de la tierra (que aún subsiste en gran parte del territorio).




En la región de La Araucanía estableció la propiedad individual, entregando 72.000 hijuelas, que -junto con dividir las comunidades- llevó a sus habitantes a una pauperización total, dada la escasa superficie entregada que no permite constituir una unidad económica viable.



Transcurridos casi 15 años del restablecimiento de la 'Democracia' entre comillas la situación dejada por la dictadura no ha cambiado fundamentalmente y los pueblos originarios siguen en un estado de miseria y discriminación, con relación al resto de la población chilena.
Se les continúan usurpando sus derechos ancestrales a los recursos de la naturaleza.




Siguen siendo despojados de sus tierras, les arrebatan el usufructo de los cursos de aguas y del disfrute de los recursos del mar y son simplemente barridos de su hábitat para dar paso a megaproyectos de empresas transnacionales, en tanto que se les destruye el bosque nativo y con ello la fauna y flora de la que vivían, para consolidar el desarrollo de las poderosas empresas forestales que ya poseen 2,5 millones de hectáreas de bosque de crecimiento rápido (pino y eucalipto), con un 80% de Pinus radiata.



Un estudio de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) da cuenta que en el período 1985/1994, la tasa anual de deforestación fue de 36.700 hectáreas y que casi un 40% de esa superficie fue destruida para ocupar su lugar con plantaciones.



En esta breve síntesis está la génesis del conflicto planteado por un pueblo que se levanta ante la alternativa de reaccionar o desaparecer en tanto etnia. La reacción de los sucesivos gobiernos de la Concertación, en lo sustantivo, no está tanto en la coyuntura, por muy graves que sean las secuelas, sino en la incapacidad para dar una respuesta eficaz, con soluciones concretas a estos campesinos de origen mapuche, quienes, sin duda, son los mas pobres entre los pobres del país, de acuerdo a un informe emitido en París por la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).



* Daniel Yánez es periodista chileno.

Canal 11, La Tercera y Terra me presentan a través de sus tribunas con el apelativo “infiltrado”




por Rodolfo Retamales



El día miércoles 30 de Julio, se realizó la denominada “marcha de los jarrazos”, manifestación estudiantil a la que asistí a grabar como reportero del periódico DIAGONAL y de CANAL BARRIAL 3. La marcha convocada con el objetivo de solidarizar con la acción de María Música y rechazar la promulgación de la ley general de educación (LGE) partió alrededor de las 11 horas en Plaza Italia y se dirigido fuertemente escoltada por personal de fuerzas especiales hasta Parque Almagro donde fue violentamente reprimida.




Luego de algunos mítines protagonizados por estudiantes en el sector centro de Santiago parte de la marcha se dirigió al Liceo Darío Salas, para esperar la resolución del consejo de profesores en torno a la expulsión de la alumna María Música Sepúlveda.


En este lugar nuevamente se hizo presente carabineros y todo su andamiaje militar para disolver a quienes se reunían en las inmediaciones del Liceo Darío Salas: Guanaco, zorrillos, patrullas y personal de fuerzas especiales arremetían contra jóvenes arrestando y golpeándolos y mientras distintos medios populares de comunicación grabábamos y registrábamos estos hechos, también estaban presentes los medios oficiales de des-información, quienes junto con registrar parte de la “realidad”, nos grabaron y fotografiaron. Con este material y relatos muy alejados de la realidad es que el día jueves 1 de Agosto canal 11, La Tercera y Terra.cl me presentan a través de sus tribunas con el apelativo “infiltrado” en la manifestación ya mencionada, sacando a relucir mi condición de prisionero político y por tanto obedeciendo una vez más a la constante persecución y hostigamiento del estado hacia quienes fuimos parte de organizaciones político-militares que combatieron a la dictadura y el reacomodo burgués en democracia, como lo son hoy en día Marcelo Villarroel, ex militante del Mapu Lautaro y perseguido por el caso Security y preso en Argentina, al igual que Axel Osorio, este último detenido en la cárcel de máxima seguridad en Santiago, Esteban Huiñiguir, Marcelo Dotte también ex militantes del Lautaro y detenidos luego de participar de una marcha el 29 de marzo.



Es un hecho que los medios de desinformación en su acuerdo tácito con carabineros y el gobierno intentaran manipular los hechos desinformando y construyendo noticias con el claro interés de legitimar la violencia policial contra jóvenes, organizaciones y colectivos que rechazan el actual modelo de educación como el sistema capitalista en su conjunto y lo realizado por la Tercera, canal 11 y Terra.cl es una muestra de lo que pueden construir en su treta.



Es URGENTE y NECESARIO contrainformarnos y entender estos sucesos como otro claro intento de MONTAJE desde el Estado a través de sus serviles colaboradores; la prensa trabaja con la policía para el Estado, podemos ver así a canales como el 11 y el 9 bajándose de vehículos policiales, a canal 4 entregando material de manifestantes a la Segunda Comisaría de Santiago. Pero esto por supuesto no aparece en sus tribunas.



LA PRENSA APUNTA, LA POLICÍA DISPARA. BASTA DE MONTAJES. A CONTRAINFORMAR CON NUESTROS MEDIOS. NO MAS PERSECUCIÓN Y VIOLENCIA HACIA MEDIOS POPULARES



Rodolfo Retamales Leiva.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Geyser del Tatio (Tata Iu, el abuelo que llora).

Julio Ramos Ossandon
Presidente Consejo de Pueblos Atacameños

Señor:
Nelson Ávila Contreras
Presidente Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales
Camara de Senadores
Presente

Respetado Senador:



Mediante la presente, nos dirigimos a usted y a los demas senadores que conforman la Comision presente,con la finalidad de exponerles y solicitarles lo que a continuación sigue:
Debido a claros problemas de comunicación, ayer 11 de Agosto nos acabamos de enterar que hoy 12 del presente, se nos ha invitado a participar de una sesión de la Comisión de Medio Ambiente, que tiene como tema a tratar:



Analizar el impacto ambiental por la exploración y explotación que desarrollará la Empresa Geotérmica del Norte S.A. con una planta de energía geotérmica en el geyser El Tatio, que fuera aprobada por Resolución de la COREMA de la Región de Antofagasta.



En primer lugar queremos manifestar nuestro malestar de como ha transcurrido el curso de la invitación ya que a menos de un dia de realizarse dicha sesión se nos comunica esta noticia,que nos lleva a plantearles que en todo el proceso que hemos seguido con el proyecto de Exploración Geotérmica de los Geyser del Tatio y otras problemáticas en nuestro territorio, se basan en La Desigualdad de condiciones, tanto en la información como en el financiamiento necesario para los estudios, como para las instancias de participación. Lamentamos que este tipo de limitantes como el financiamiento del traslado, no nos permita participar en igualdad de condiciones, razón por la que hoy no pudimos estar presente.



Además este proyecto no solo debe considerarse como un problema medioambiental,sino que es un problema político que implica una vulneración por parte del Estado a los derechos Territoriales y colectivos del Pueblo Lickanaantay, asi así como el derecho al medio ambiente, al agua y derecho al desarrollo, reconocidos en la Ley Indígena, el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y otros instrumentos internacionales.



Como lo hemos manifestado en reiteradas ocasiones, esta aprobación por parte de la Corema, constituye una grave afectación al sistema hídrico, tanto de las aguas superficiales como las subterráneas, las que disminuirán en su caudal es claramente son incompatibles con el estatuto jurídico de que gozan los Géiseres del Tatio, como área de vegas y bofedales prohibida por el Código de Aguas para nuevas exploraciones y extracciones de aguas subterráneas. Recordemos que las aguas que nacen del Tatio son afluentes del Río Loa y éste (incluyendo sus afluentes) ha sido declarado agotado por la Dirección General de Aguas mediante Resolución Exenta Nº 197 de 24 de enero del año 2000.



Con todo lo anterior este hecho no hace más que sumar otra inconsecuencia y la doble moral del Estado chileno con los Pueblos Indígenas que habitamos este territorio antes de la creación de este Estado que por una parte protege algunas areas sensibles y por otro modifica la ley de concesiones para que los interesados puedan desarrollar estos proyectos, en palabras del Ministro de energía.

Dada la relevancia del tema en discusión creemos que nuestra opinión debe ser considerada, para lo mismo solicitamos que en una futura sesión de esta Comisión podamos participar y con ello conozcan desde nuestra mirada el porque las Comunidades que representamos, se oponen a esta exploración en los Geyser del Tatio (Tata Iu, el abuelo que llora).


Agradeciendo considerar nuestra opinión, nos despedimos atentamente.



Julio Ramos O.
Presidente
Consejo de Pueblos Atacameños.
Cel: 097799937
consejo.pueblos@gmail.com

jueves, 7 de agosto de 2008

En busca de terroristas musulmanes

ES NECESARIA LA COOPERACIÓN DE CADA UNO DE USTEDES ...

Cooperen en este gran esfuerzo:

Esta noticia se está repartiendo a todas las oficinas del mundo. Es bien sabido que los musulmanes fundamentalistas (terroristas en potencia) se oponen al consumo de alcohol y consideran pecado capital ver una mujer desnuda que no sea la suya.

Por esta razón, apelamos para que este viernes, a las once horas, todas las mujeres corran por sus oficinas desnudas (bancos, oficinaspúblicas y privadas, comercios, etc.) y que todos los hombres corran detrás de ellas con una cerveza en la mano.

Esto nos ayudará a detectar los terroristas que existen entre nosotros a fin de capturarlos y deportarlos.

Aquellos hombres que pusieran cara de asco deberán ser apresados de inmediato; después ya nos encargaremos de hacer los análisis para separar a los sensibles de los verdaderos terroristas.

El mundo libre y democrático agradece estos esfuerzos en la lucha contrael terrorismo.

Esperamos la contribución de todos.

SALUDOS,
Carolina Gutiérrez S
5300247-081560647
Presidenta de la Republica
Senora Michelle Bachelet
Palacio de Moneda s/n
Santiago de Chile
Chile


Amenzazas sociales y ecològicas en la comuna la Higuera, regiòn Coquimbo, Chile norte

Estimada Senora Presidenta,

Las empresas Barrick, Suez-energy, Codelco y CMP planean la construcción de 4 plantas termoeléctricas en la Comuna La Higuera. 3 de las plantas y puertos serán emplazados directo en la costa en una zona muy sensible y vulnerable, en una ecosistema de gran valor. Los impactos medioambientales derivado de la construcción y de la operación de las instalaciónes (uso y calentamiento de cantidades enormes de agua del mar, derrames de petroleo a causa del transito de barcos; emisiones nocivas y contaminaciónes) destruirán la área marina más productiva de la región de Coquimbo. En esa zona se encuentran las Reservas Marinas de isla Damas y isla Choros, La Reserva Nacionál de Pingüino de Humboldt y varias Àreas de manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB).

Dicha Reserva alberga 80% de total de la población de los Pingüinos de Humboldt (spheniscus humboldti) en su habitat natural. Este especies está en categoría vulnerable en la lista de la Unión Mundial para la Naturaleza (IUCN) y en Appendix I de CITES y se encuentra protegida por el convenio de biodiversidad (CBD) y por la legislación chilena.
Aparte de la importancia pesquera del sector, éste fue declarado Reserva Marina debido a su alta productividad y por ser el hábitat de numerosas especies emblemáticas y amenazadas (IUCN) como el yunco (pelecanoides garnoti), el piquero (sula variegata), el chungungo o nutria del mar (lutra felina), el delfin nariz de botella (tursiops truncatus) etc..

Esta reserva representa un 40% de la superficie de áreas marinas protegidas del centro y norte de Chile y por lo tanto, su contribución es importantísima para el objetivo de protección del 10% de los ecosistemas marinos acordado por el gobierno chileno en el marco del convenio de biodiversidad (CBD). Además es una reserva marina pionera para Chile, ya que cuenta con el primer plan general de administración para reservas marinas chilenas, el primer plan de negocios basado en actividades eco-turísticas de bajo impacto y que será utilizada como referencia para el establecimiento de futuras reservas en Chile.

La gente de la región será afectada también:

los pescadores artesanales, buzos mariscadores, agricultores (huertos de olivas) , crianza caprina y la gente que vive del turismo. Las instalaciónes destruirán la zona pesquera más productiva de la región de Coquimbo (p.e. en el caso del recurso Loco (Concholepas concholepas), se produce el 60% del total de la producción regional).
Además la contaminación (emisiónes de anhidrido carbónico, dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, cenizas volantes y sólidas etc.) de las aguas superficiales y subterráneas, el aire, el suelo, la costa, el mar representa amenazas graves a los pobladores de la región .
La destrucción del ecosistema quitará sus fuentes del ingreso, sus áreas tradicionales de trabajo. La contaminación amenazará su salud. (Los impactos ambientales derivado de la construcción y operación de las plantas son bien fundado en los dos informes de cientificos de las Universidades de Coquimbo y Valparaiso. (Véase mas adelante ).

Queríamos apelar a Usted intervenir en contra de la construcción de instalaciónes termoelectricas en la Comuna La Higuera y ejercer una buena influencia sobre una solución la cual tiene que ser compatible con el medio ambiente y las comunidades sociales. Es indispensible observar los derechos constitucionáles y leyes de los pobladores, los convenios nacionales y internacionales y las leyes para la protección de especies amenazadas.

Atentamente


Los informes cientificos:
Observaciones al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) Emitido por la Empresa Termoeléctrica Farellones (Universidad de Coquimbo)
Observationes EIA Termoeléctricas Farellones (Universidad de Valparaiso)

A LA OPINIÓN PÚBLICA

NACIONAL E INTERNACIONAL
A LA SOLIDARIDAD CONTINENTAL
La Comisión Organizadora del V HATUN TINKUY CONVOCA a todos los Ayllus, y comunidades originarias y demás organizaciones populares de la Región, al Gran Encuentro de los pueblos, a llevarse a cabo en la Comunidad de Tinki, Ocongate Región Cusco, los días 8, 9 de agosto del 2008 con la finalidad de discutir, analizar y proponer alternativas frente a los problemas de Agua, minas, territorio y otros recursos naturales, en defensa de la vida, la integridad territorial y la soberanía de los pueblos, por cuanto el gobierno de ALAN GARCÍA viene lotizando nuestro país a favor de fas empresas multinacionales implementando el capitalismo salvaje que busca desaparecer las comunidades campesinas y los pueblos originarios de toda la región Cusco y el país.
Este evento se llevará a cabo en coordinación con algunas instituciones que se solidarizan con la problemática del agro en la región.
A este encuentro están invitados representantes de los pueblos originarios y ayllus de la Macro Región Sur y del extranjero, así como organismos nacionales e internacionales comprometidos con la defensa de la vida, los recursos naturales y el medio ambiente.
Le agradecemos anticipadamente su presencia y compromiso, lo que dará mayor realce a dicho evento.
Atentamente,

Comisión Organizadora Comunidad de Tinki, Agosto del 2008