El hecho se debe a un gran esfuerzo de las mujeres bolivianas, trabajadoras campesinas, indígenas, del campo y de la ciudad para incorporar los derechos de su género en el debate constitucional y en la redacción final del nuevo texto de la Carta Magna. El resultado es que la Nueva Constitución Política del Estado de Bolivia es la primera de los países andinos que contiene puntos específicos referidos a la igualdad de géneros y a los derechos de las mujeres, para a hacer efectiva esa igualdad. "El Estado adoptará las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género (...)", reza parte del artículo 15.
En el mismo artículo se otorga al Estado la obligación de investigar y sancionar a los responsables de actos de violencia contra las mujeres. Vale destacar que la anterior Constitución (hasta hace poco vigente) no incluía sanciones a la discriminación por razones de sexo, orientación sexual o embarazo, y la de ahora sí. Esta es una diferencia sustancial.
El artículo 14 de la Nueva Constitución Política del Estado, "...prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo, u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda persona".
Y esto se reafirma en el mencionado articulo 15, cuando se señala que: "…todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual o psicológica, tanto en la familia como en la sociedad." Entre otras innovaciones de la Carta Magna boliviana en relación a las mujeres puede destacarse que ella proclama y avala el derecho a la maternidad segura, garantiza a las mujeres la misma remuneración que los hombres por trabajo igual, así como también la estabilidad laboral en período de embarazo y hasta que el niño o la niña cumpla el primer año de vida. Reconociendo esta realidad, Celima Torrico, Ministra de Justicia y Derechos Humanos, subrayó que la Nueva Constitución Política del Estado, reconoce y sanciona la los derechos de igualdad para todos y todas, y favorece particularmente a las mujeres, pues son considerados todos sus derechos, y abre mejores condiciones para su desarrollo en los ámbitos sindical, laboral y administrativo.
“La Nueva Constitución, recalcó, nos incluye exclusivamente a las mujeres en más de treinta artículos". Por ello –entre muchas otras razones , Silvia Lazarte, dirigente cocalera que fuera Presidenta de la Asamblea Constituyente de Bolivia, insistió en marcar que el proceso constituyente fue histórico y fundacional, tanto por el protagonismo de los movimientos sociales que lucharon por recuperar el sentido de país, como por la fuerte presencia femenina. Ambos sectores resultaron y resultan claves para la construcción de un nuevo Estado plurinacional. Hay que recordar que la Asamblea Constituyente contó con 255 constituyentes, de los cuales, 88 fueron mujeres.
Y esto fue muy importante porque las mujeres estaban en términos de derechos , totalmente marginadas, particularmente las mujeres trabajadoras de la ciudad y el campo, y más aún las mujeres indígenas. Por esa razón, revelándose ante la injusticia y luchando por la igualdad se levantaron y lucharon valerosas mujeres en el pasado: Bartolina Sisa, Miquela Bastida, Juana Azurduy de Padilla, Curusa Yavi, las mujeres de la Conoriña, las mujeres mineras, las cocaleras… y siguen luchando. La Nueva Constitución aprobada con más del 60% de los votos en el referéndum de enero último, fundamenta e institucionaliza los derechos, pero no derriba instantáneamente los prejuicios, ni las prácticas discriminatorias, ni las barreras culturales acuñadas por siglos.
Es una palanca clave para construir la nueva Bolivia, pero las mujeres tienen todavía mucho por hacer para que el texto constitucional sea una realidad. Una herramienta central para ello es aprehender la cuestión de género y trabajar particularmente el tema de participación política de las mujeres, para que ellas sean actrices activas y protagónicas en los ámbitos de toma de decisiones, particularmente en temas referentes al desarrollo económico, cultural, y social. “Nos toca trabajar en las políticas públicas, en los diferentes espacios de Bolivia", insistió Celima Torrico, refiriéndose a esta situación. "Tenemos que capacitarnos como mujeres para elegir en 2010 a mujeres alcaldesas, concejalas, prefectas, tener más mujeres pero con el compromiso de luchar y de trabajar por el bien de nuestro país Bolivia, Latinoamérica y el mundo".
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*Doctora en Filosofía. Directora de Pasado y Presente XXI. Profesora de la Universidad Nacional de Lanús. Publicado en SurySur.net
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