Escribe: Pamela Salas Herrera
Protocolo de Kyoto es un Tratado Internacional, suscripto en la ciudad de Kioto (Japón) el 11 de diciembre de 1997, por ciento ochenta países, sin Estados Unidos, que inicialmente, en 1998, lo firmó, bajo el gobierno de Bill Clinton, pero Bush manifestó su oposición. El fin del acuerdo, es luchar contra el cambio climático, estableciendo medidas de aplicación gradual.
Tiene como antecedentes: La Convención Climática de Estocolmo de 1972, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) creado en 1987, la Convención de Ginebra de 1990, la de Río de Janeiro de 1992, y la de Toronto de 1998. La anteúltima de las citadas aprobó la realización de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Nueva York 1992) antecedente inmediato del Protocolo de Kioto sobre el cambio climático, que es un acuerdo adicional de aquél.
En 2001 se realizó el acuerdo de Bonn, sobre el protocolo de Kioto, que estableció una serie de medidas de índole prácticas, para poner en ejecución con eficacia, el Protocolo. Se incluyeron fondos para los países en vías de desarrollo, y para evitar que los estados desarrollados fomenten en ellos, la energía nuclear, y privilegiar las energías renovables limpias.Criticado por algunos, como el sueco Bjorn Lomborg, que sostiene que el problema es cada vez menor, y celebrado por las organizaciones ecologistas, que lograron que en el año 2002, el optimista sueco, fuera condenado por falta de ética por el Comité Danés de Deshonestidad Científica, es el medio para crear responsabilidad legal en los países industriales que deberán reducir sus emisiones de gases contaminantes: dióxido de carbono, metano (proveniente del ganado y las arroceras), óxido nitroso (de los abonos), hidrofluorocarnonos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre (que sirve como aislante eléctrico, para lograr la congelación y trasladar el calor).
Sin embargo no hay mención de la contaminación de barcos y aviones, fuera de sus límites estatales.Fija una primera etapa, entre el 2008 y el 2012, donde los países suscriptores, se comprometen a reducir sus efectos contaminantes, globalmente en un 5 %, con relación a 1990, pero con distintos porcentajes individuales.
Así la Unión Europea, responsable en el año de base, del 24 % de la contaminación deberá descender su efecto negativo en un 8 %. Paradójicamente Estados Unidos, país que aún no lo ratificó y cuyos niveles de contaminación lo hacían liderar la nómina en 1990, con un 36, 1 % de contaminación, debería reducirlo en un 7 %. Canadá, que provoca un 3,3 %, deberá bajar un 6 %. Noruega tiene permiso para aumentar su emisión en un 1 %. Si bajan más de lo previsto, como premio, podrán vender su excedente a los países que no pudieran llegar a la meta.Brasil, China y la India no tienen responsabilidad en la reducción de las emisiones, pues se los considera países en vías de desarrollo, y esta es una de las causas que esgrime Estados Unidos para no ratificar el acuerdo, ya que esos países también son grandes contaminantes, y además, porque su economía se resentiría y perdería competitividad.
Australia, Liechtenstein y Mónaco, tampoco lo ratificaron, si bien intervinieron en su elaboración.Japón, gran país industrial, sí ratificó el protocolo, al igual que Hungría; Rumania, República Checa, Letonia, Estonia, Islandia y Eslovaquia.España está en una situación particular. Se le fijó un límite para su crecimiento de nivel de contaminación que es del 15 %. A pesar de que está en una situación más permisiva que quienes tienen que reducir sus emanaciones, no podrá cumplirlo. En 2006, a pesar de sus esfuerzos, ya había contaminado un 48 % más, y a pesar de ser uno de los países más afectados por el cambio climático, no tomó medidas para frenarlo, hasta el año 2004.En octubre de 2004 Rusia adhirió al acuerdo, presionada por la Comunidad Económica Europea.
A los 90 días de esta aprobación se puso en marcha la vigencia del mismo, ya que se necesitaba que el 55 % de los países comprometidos en la contaminación lo ratificase, Rusia tenía el 17 % de ese total.Muchos de los que atacan este acuerdo ponen como excusa que los cambios climáticos no son la lógica consecuencia de la actividad humana, pues no lo consideran suficientemente probado, ya que la naturaleza actuaría por sí misma cíclicamente alternando períodos glaciales e interglaciales (Ya vimos por ejemplo, la opinión de Lomborg).
En una Conferencia Internacional celebrada en nueva Delhi, Harlan Watson, en nombre de Estados Unidos, ratificó en conferencia de prensa, la posición de su país de oponerse a aprobar el protocolo de Kyoto, pues afectaría el crecimiento de su nación, en un 35 %.
No hay comentarios:
Publicar un comentario