El Belcebú de los Relatos no es el príncipe de las tinieblas que por lo general evoca este nombre, sino un abuelo rico en experiencias y sabiduría que viaja con su nieto Bassin a través de los espacios intersiderales. En el transcurso de este largo viaje, Belcebú, preocupado por la educación de su nieto, emprende el relato de algunos acontecimientos de su vida, desde el dia en que una “decisión de Lo Alto” lo condeno al exilio en uno de los sistemas solares mas alejados del centro del Universo, aquel cuyos planetas se llaman Marte, Saturno, Venus .... Tierra. A través de estos relatos, el tiempo de Belcebú tiene un ritmo mucho mas largo que el nuestro, descubrimos la civilización de la Atlántida, y las civilizaciones hoy olvidadas del Asia Central, de Babilonia y de Egipto, para desembocar en revelaciones inesperadas, a menudo llenas de humor, sobre los rusos, los alemanes, los franceses o los norteamericanos. Al lector que sabe escuchar a Belcebú con la misma sed de comprensión que su nieto Bassin, se le va a revelar, poco a poco, a lo largo de esta lectura, el sentido de la vida de los hombres en la Tierra, y se le perfilara, particularmente en el capitulo “El Santo Planeta del Purgatorio”, “las leyes cósmicas fundamentales de acuerdo a cuyos principios existe y se mantiene nuestra presencia en el mundo”.Su pensamiento y sus métodos sin duda revolucionaron las creencias de Occidente acerca de las reales posibilidades evolutivas del ser humano, un avatar espiritual en un mundo entregado al estado hipnótico. despertar de la mecanicidad a las personas, se conducía a veces, de manera chocante e inadmisible para los cánones sociales.Uno de los anhelos más poderosos de Gurdjieff consistía en trasmitir a la gente el coraje necesario para una vida creativa. No había que dar nada por supuesto. Todo tenía que ser verificado personalmente. El hombre y la mujer individuales han de trabajar sobre ellos mismos y transformar las substancias de las que están hechos. una incisiva crítica sobre la violencia y sobre el extravío actual de la humanidad, aunque siempre suavizada por su compasivo sentido del humor y su especial énfasis en el enorme potencial evolutivo del hombre. Destruir implacablemente, sin compromiso alguno, las creencias yopiniones arraigadas durante siglos en la mente y en los sentimientos del lector, con respecto a todo cuanto existe en el mundo.La Luna de que antes te hablé no es sino una parte de este planeta Tierra, el cual debemantener constantemente, en la actualidad, la existencia de la Luna.También en la Tierra habitan seres tricerebrados; y también ellos reúnen todos los datosnecesarios para encerrar cuerpos eserales superiores.Pero por la «fuerza de espíritu» no pueden ni compararse con los seres que habitan el pequeñoplaneta antes mencionado. El aspecto exterior de estos seres tricerebrados residentes en la4 Teskooano significa «telescopio».Tierra, se asemeja considerablemente al nuestro; sólo que, en primer término, su piel es algomás delgada que la nuestra; y, en segundo lugar, no tienen cola y sus cabezas carecen decuernos. Lo peor de todo son sus pies, quiero decir, que no tienen cascos; cierto es que paraprotegerse de las influencias externas han inventado para su uso personal lo que llaman«zapatos»; pero tal invento no les sirve de mucho.Fuera de lo imperfecto de su forma exterior, su Razón es también absolutamente «única yextraña».Su «Razón eseral», debido a muchas causas acerca de las cuales habré de hablarte a sutiempo, ha degenerado paulatinamente y en la actualidad es muy, pero muy extraña y enextremo peculiar.Belcebú hubiera dicho mucho más todavía, pero en ese momento volvió el capitán de—Querido y bondadoso Abuelo, cuéntame entonces algo acerca de esos... ¿Qué?... Esos...¿Cómo se llaman?... Sí, acerca de esos «zánganos».—¿Cómo? ¿Acerca de qué zánganos?, —preguntó Belcebú sin comprender la pregunta delniño.—¿Pero no te acuerdas, Abuelo? Hace poco, cuando hablabas de los seres tricentrados quehabitan en los diversos planetas del sistema solar en que viviste tanto tiempo, acertaste a decirque en uno de los planetas —no me acuerdo cómo lo llamaste— existían seres tricentradosparecidos a nosotros en su aspecto general, pero cuya piel era un poco más delgada que lanuestra.—¡Ah!, —rió Belcebú—. Por lo que veo, me preguntas acerca de los seres que habitan elplaneta Tierra y que se dan a sí mismos el nombre de «hombres».—Sí, Abuelo, esos mismos. Cuéntame acerca de esos «seres hombres» con más detalle. Megustaría saber algo sobre esos «seres hombres»—dijo Hassein.A lo cual replicó Belcebú:—Mucho es lo que podría decirte acerca de ellos, pues el hecho es que visité con frecuenciaese planeta, viviendo largo tiempo entre ellos, e incluso llegando a hacerme amigo de muchosde los seres tricerebrados terráqueos.Por cierto que habrás de encontrar interesante la información de que dispongo, relativa a estosseres, pues son en verdad muy peculiares.Ocurren entre ellos muchas cosas que no podrían verse entre los seres de ningún otro planetadel Universo.Yo los conozco muy bien, dado que su nacimiento, así como su posterior desarrollo yexistencia a lo largo de muchos, muchos siglos—de acuerdo con su cálculo cronológico— tuvieron lugar ante mis propios ojos.No sólo fui testigo de su nacimiento, sino también de la propia formación del planeta en quehabitan.Cuando llegamos por primera vez a ese sistema solar, estableciéndonos en el planeta Marte,nada existía todavía en el planeta Tierra, pues no había acabado siquiera de enfriarse porcompleto.Desde su nacimiento mismo, este planeta fue motivo de serios problemas para NuestraEternidad.Si así lo deseas, te contaré primero todo lo relativo a los acontecimientos de carácter cósmicogeneral referentes a este planeta, que fueron la causa de dichos problemas.—Sí, querido Abuelo —respondió Hassein—, cuéntame primero acerca de eso. Estoy seguro «anatematizarte».¿Y sabes tú lo que eso significa y cómo se lleva a cabo?—¡No!—Entonces escucha y tiembla.Los individuos más «importantes» decretarían que todos los demás seres, en losestablecimientos destinados a ese efecto, como por ejemplo las llamadas «iglesias»,«capillas», «sinagogas», «municipios», etc., atendiesen las ceremonias realizadas por ciertosfuncionarios especiales que habrían de desearte en el pensamiento algo por el estilo de esto:Que perdieses tus cuernos, que tu pelo se tornase gris prematuramente, o que los alimentoscontenidos en tu estómago se convirtieran en clavos de ataúd, o que la lengua de tu futuramujer triplicara su tamaño, o que, cuando quiera que acertases a tomar un bocado de tu pastelpreferido, se convirtiese éste inmediatamente en «jabón», y así indefinidamente.¿Comprendes ahora los peligros a que te exponías cuando llamaste «zánganos» a estosremotos engendros?«Si bien estas Havatvernonis o religiones nada poseen en común», continuó diciendo SuConformidad, existe no obstante, en estos credos peculiares, una misma costumbreampliamente difundida entre los miembros de las tres sectas, que recibe el nombre de'Sacrificios ofrendados a la divinidad.'»«Y esta costumbre se basa en el concepto —susceptible de ser conocido tan sólo por laextraña Razón terráquea— de que si destruyen la existencia de ciertos seres pertenecientes aotras formas vitales en honor de sus dioses e ídolos, esos dioses imaginarios e ídolos aceptanlas ofrendas sumamente complacidos, ayudándolos indefectiblemente en consecuencia, en lamaterialización de todos sus fantásticos sueños.»«Esta costumbre se halla tan dirundida en la actualidadsacerdote Abdil —debido a diversas circunstancias externas entre las cuales se contabala herencia, así como las condiciones en que había sido preparado para asumir su existenciaresponsable— la función denominada «consciencia», que debiera hallarse presente en todoslos seres tricentrados, no se había atrofiado todavía por completo, de modo que una vez quehubo conocido con su Razón ciertas verdades cósmicas que yo le expliqué, adquirióinmediatamente en su presencia, hacia los seres que lo rodeaban semejantes a él mismo, casiuna actitud igual a la normal entre todos los seres tricerebrados del Universo que no se handesviado del destino señalado, es decir, se convirtió en un ser «piadoso» y «sensible» para conlos que lo rodeaban.Antes de seguir hablándote de este sacerdote Abdil, debo aclararte que esta terrible costumbreAntes de seguir hablándote de este sacerdote Abdil, debo aclararte que esta terrible costumbrede los sacrificios estaba pasando por entonces, en el continente de Ashhark, por su puntoculminante y era incalculable la destrucción de los más diversos seres uni y bicerebradosindefensos que tenía lugar diariamente.En esa época, si un individuo cualquiera tenía oportunidad de dirigirse a uno u otro de susimaginarios dioses o fantásticos «santos», les prometía invariablemente que, en caso de quesus deseos se vieran cumplidos, habría de destruir en su honor la existencia de uno u otro ser,o de varios a un tiempo, y, si por casualidad la fortuna le sonreía, cumplía su promesa con lamayor reverencia, sin detenerse a pensar en el daño que hacía a los otros seres, preocupadotan sólo por ganarse el favor de su patrono imaginario.Con ese mismo fin, estos favoritos tuyos comenzaron a dividir los seres de todas las demásformas en «puros» e «impuros».Llamaban impuros a aquellas formas eserales cuya destrucción se presumía que no debíaresultar agradable a los dioses, y «puros» a aquellos cuyo sacrificio era, probablemente, enextremo agradable a sus diversos ídolos imaginarios.Estos sacrificios no sólo eran llevados a cabo en las casas particulares de cada individuo,Estos sacrificios no sólo eran llevados a cabo en las casas particulares de cada individuo, sinotambién en público y a veces por verdaderos grupos congregados a tal efecto.Existían incluso, en esta época, lugares especiales para esas matanzas, situados en«Esto sólo puede haber sido inventado por la gente que se dice hecha 'a imagen y Semejanzade Dios', pero no por Él,El Sr. Gurdjieff dijo:«El hombre llega al mundo con una hoja limpia de papel, que inmediatamente todos los quelo rodean rivalizan por ensuciar y llenar con la educación, la moral, la información quellamamos conocimiento y con toda suerte de sentimientos de deber, honor, consciencia, ycosas así.»«Y todos y cada uno apoyan inmutable e indefectiblemente los métodos que emplean parainjertar esas ramas en el tronco principal, llamado personalidad del hombre.»«La hoja de papel se va ensuciando gradualmente, y cuanto más sucia está, es decir, cuantomás lleno está un hombre de información efímera y de esas ideas del deber, el honor, etc., quelo obligan a engullir o le sugieren los demás, más 'inteligente' y virtuoso lo consideranquienes lo rodean.»«Y, al ver que la gente considera su 'suciedad' como un mérito, él mismo llegainevitablemente a tener la misma opinión de esa hoja sucia de papel.»«Y así tenemos un modelo de lo que llamamos el hombre, al cual se agregan frecuentementetérminos tales como 'talento' y 'genio.'»«Pero el humor de nuestro 'genio', si cuando se despierta por la mañana no encuentra suspantuflas junto a la cama se arruina para todo el día.»«El hombre ordinario no es libre en sus manifestaciones, ni en su vida, ni en sus humores.»«No puede ser lo que le gustaría ser; y no es lo que cree que es.»«Hombre, ¡qué poderoso suena! El nombre mismo significa 'la cumbre de la Creación; pero,¿es adecuado este título al hombre contemporáneo?»«El hombre debería ser, sin duda, la cima de la Creación, puesto que está formado y poseetodas las posibilidades para adquirir todos los datos exactamente similares a los datos delMATERIALIZADOR DE TODO CUANTO EXISTE en la Totalidad del Universo.»«Pero para tener derecho a llamarse 'hombre', hay que serlo.»Y para ser un hombre es necesario, en primer lugar, con infatigable persistencia y unindomable impulso de deseo, que surge de todas las partes separadas independientes queconstituyen toda la presencia común, es decir, con un deseo proveniente simultáneamente delpensamiento, el sentimiento y el instinto orgánico, alcanzar un completo conocimiento de unomismo —al mismo tiempo que se lucha incesantemente contra las propias debilidadessubjetivas— y, más tarde, sobre los resultados obtenidos únicamente por la propiaconsciencia, con respecto a los defectos de la propia subjetividad establecida y a los medioselucidados para la posibilidad de combatirlos, esforzarse por desarraigarlos sin misericordiapara con uno mismo.Hablando con franqueza, y de forma totalmente imparcial, el hombre contemporáneo, talcomo lo conocemos, no es otra cosa que un mero mecanismo de relojería, aunque deconstrucción sumamente compleja.El hombre debe infaliblemente pensar profundamente acerca de su mecanicidad desde todoslos aspectos y con total ausencia de parcialidad y comprenderla bien, con el fin de apreciarplenamente qué significación puede tener esa mecanicidad, y todas las consecuencias yresultados implícitos, para su propia vida futura y para la justificación del sentido y lafinalidad de su surgimiento y de su existencia.Para quien desea estudiar la mecanicidad humana en general y tener de ella una claracomprensión, el más conveniente objeto de estudio es él mismo, con su propia mecanicidad;y que era sacerdotede profesión —pero del tipo que los otros seres consideran como «sacerdotes instruidos»—construyó por primera vez toda una «enseñanza religiosa» basada en esa maléfica idea.Fue precisamente en esa misma «enseñanza religiosa» donde él, entre otras cosas, explicó porprimera vez que ciertos espíritus invisibles que existían entre ellos difundían el «Bien» y el«Mal» externos y obligaban a los hombres a asimilar y manifestar ese «Bien y ese Mal» y quedichos «espíritus» eran llamados «Ángeles» cuando difundían el «Bien» y «Demonios»cuando extendían el «Mal».Los Ángeles, portadores y difusores del «Bien», es decir, de lo más elevado y divino, siendotambién ellos mismos elevados y divinos, no podían ser vistos o percibidos por los hombres.Pero, con respecto a los Demonios, éstos, que tenían el más bajo de los orígenes, es decir, queprocedían de «abajo», podían ser vistos por los hombres.Y si, algunas veces, los hombres no veían a los Demonios, ello se debía únicamente a su«sugestión» y de ahí que la visibilidad de los Demonios para la percepción de la vista humanaaumenta en proporción al grado de «virtud» de la gente.Cuando esta nueva enseñanza religiosa se extendió por todas partes, algunos de tus favoritos,de acuerdo con los relatos de tus antepasados, recibieron información acerca de la existenciaentre ellos, en épocas pasadas, de seres que, por así decirlo, eran inmortales y quedesaparecieron súbitamente; y fueron precisamente esos seres quienes decidieron difundir lasuposición de que, evidentemente, eran precisamente los mismos Demonios que, previendo elsurgimiento de una verdadera enseñanza religiosa y temiendo que la gente los «descubriera»,se hicieron invisibles, pero, en realidad, continuaron existiendo entre ellos.Fue entonces cuando los nombres verdaderos de muchos seres de nuestra tribu, que tambiénacertaron a llegar de la forma mencionada a los seres del período en el que apareció laenseñanza religiosa mencionada, adquirieron un mayor significado especial y, pasando de generaciónen generación, llegaron a tus favoritos contemporáneos.Hasta el día de hoy, siguen atribuyendo a esos nombres toda suerte de fantásticos ya no son denominados «inteligentes» por los otros seres terrestres, sino que reciben otros nombres compuestos de distintas palabras, o, para ser más exacto, de las raíces de las palabras del antiguo griego.Esto es, reciben los nombres de:BurócratasPlutócratasTeócratasDemócratasZevrócratasAristócratasy otras denominaciones de este tipo.burócratas, se aplica a los inteligentes enquienes las series de sus asociaciones automáticas ordinarias, ya presentes en ellos y queengendran experiencias, son limitadas, es decir, por diversos que sean los shocks provenientesdel exterior, siempre evocan en esos burócratas asociaciones de las mismas experiencias, lascuales, gracias a la frecuente repetición, adquieren un carácter específico propio y semanifiestan de forma completamente independiente, sin la participación de ninguna de laspartes eserales espiritualizada de su presencia común.Y, en lo que se refiere a los seres del segundo de los estados enumerados, es decir, los quetambién después de cierta transformación de su psiquis son denominados plutócratas por losotros seres, son promovidos a dicho estado los que previamente durante el período de suexistencia responsable, pudieron envolver muy artísticamente en sus redes a todos loshonestos, es decir, «ingenuos», compatriotas que encontraron, gracias a lo cual se convirtieronen poseedores de una gran cantidad de lo que allí se llama «dinero» y «esclavos».En lo que a esto respecta, ten presente que son precisamente estos tipos los que dan origen a lamayoría de los individuos Hasnamussianos.burócrata consta de dos palabras: «buró», que significa «cancillería»,y «crata», que significa «mantener», «conservar».Y ambas palabras, juntas, significan «los... que manejan o mantienen toda la cancillería».palabra «poderosa» quecorrespondiera a su significación interior; pero, más tarde, comenzaron a temer hacerlo,porque esos tipos terrestres, gracias a las llamadas ganancias «mal habidas», habían adquiridoya mucho más «poder y fuerza» quizá que sus reyes.sino del llamado «idioma ruso», esto es, tomaron la palabra rusa «pluto»,que en ruso significa «canalla» y, de esta forma, obtuvieron «plutócrata».Estos seres terrestres alcanzaron sin duda su finalidad perfectamente, porque, en la actualidad,en tu planeta tanto los propios parásitos terrestres como todos los otros seres de la Tierra estánmuy satisfechos con ese «título».Esos monstruos terrestres están tan satisfechos con su título, que, por fanfarrones, andanteócratas— se honróentonces a los «inteligentes» en cuyas presencias comunes en el sentido psico-orgánico, seproducía casi la misma «perturbación» que en los que se convirtieron en plutócratas.La diferencia entre los plutócratas y los teócratas consiste únicamente en que los primerosactúan sobre los que los rodean, para satisfacción de sus necesidades Hasnamussianas, pormedio de la función que entre ellos se denomina «confianza»; mientras que los segundos actúana través de la función que, en tus favoritos, ha reemplazado gradualmente la sagradafunción que une a todos los seres tricerebrados como uno de los tres senderos sagrados para laautoperfección, y a la que denominan «fe».zevrócratas y aristócratas, quienesse distinguen por los apellidos que se les dan, tales como «emir», «conde», «khan»,«príncipe», «melik», «barón» y así sucesivamente; consonancias que, por algún motivo o porotro, actúan de forma extremadamente placentera sobre la función de tus favoritos quesiempre se expresa con gran fuerza, que permanece en ellos hasta el mismo momento de sumuerte y que se denomina «vanidad».
lunes, 22 de diciembre de 2008
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1 comentario:
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