Gran consternación ha causado en San Pedro de Atacama la presencia y propagación de un inusual resfrió.
Cuenta le gente en el pueblo que todo empezó en la conocida picada “El Alga” cuando a eso de las dos de la tarde de un día no precisado, llegó a comer a dicho lugar un funcionario municipal con evidentes síntomas de estar sufriendo de una tremendina gripe, a partir de allí lo que sucedió era predecible; como en la matanza de Santa María fueron cayendo como moscas uno tras otro. La primera víctima fue "Bender-man" el laborioso cocinero de "El Alga", luego, de unos días, ilustres habitantes de San Pedro de Atacama se hallaban a medio morir saltando. Incluso le toco al hermano de un conocido garzón, para resguardar su identidad lo llamaremos "NegroRene" el que muy afectado partió al consultorio donde le dieron un supositorio para la fiebre y la recomendación de tomar harto líquido, siguiendo al pie de la letra las intrucciones de su doctora particular. Por otra parte, en la posta se le informó que en San Pedro la influenza no existía. Nuestro héroe no tuvo más remedio que guardar cama bajo los cuidados de su fiel "Tacho", en esas circunstancias nos concedió una entrevista relatándonos la cadena de sucesos que lo llevaron a enfermarse, en definitiva las influenzas municipales como la bautizo el afectado es solo una alucinación colectiva de los sanpedrinos.
Cuenta le gente en el pueblo que todo empezó en la conocida picada “El Alga” cuando a eso de las dos de la tarde de un día no precisado, llegó a comer a dicho lugar un funcionario municipal con evidentes síntomas de estar sufriendo de una tremendina gripe, a partir de allí lo que sucedió era predecible; como en la matanza de Santa María fueron cayendo como moscas uno tras otro. La primera víctima fue "Bender-man" el laborioso cocinero de "El Alga", luego, de unos días, ilustres habitantes de San Pedro de Atacama se hallaban a medio morir saltando. Incluso le toco al hermano de un conocido garzón, para resguardar su identidad lo llamaremos "NegroRene" el que muy afectado partió al consultorio donde le dieron un supositorio para la fiebre y la recomendación de tomar harto líquido, siguiendo al pie de la letra las intrucciones de su doctora particular. Por otra parte, en la posta se le informó que en San Pedro la influenza no existía. Nuestro héroe no tuvo más remedio que guardar cama bajo los cuidados de su fiel "Tacho", en esas circunstancias nos concedió una entrevista relatándonos la cadena de sucesos que lo llevaron a enfermarse, en definitiva las influenzas municipales como la bautizo el afectado es solo una alucinación colectiva de los sanpedrinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario