Escribe: Luis Aranguiz
2008, se acrecientan las perdidas económicas para el país.
Abrumadoras, por decir lo menos, se han transformado las reiteradas alzas que sufren los precios de los productos de consumo básico al que los ciudadanos están obligados a asumir. La seguidilla de alzas que experimentan los alimentos, agua, energía electrica, gas, bencina, petroleo, arriendos, etc. No son sino síntoma de una economía débil frente a los avatares que desata la economía internacional y, al contrario de lo que señalaban hace un tiempo atrás los sectores productivos privados, que con bombos y platillos celebraban el hecho de que nuestro país alcanzara el quinto lugar en el ranking de la competitividad(hoy abajo del 100);Esta crisis denota la ineficiencia de entregar la economía a los actores privados y lo nefasto de un estado subsidiario al servicio de estos sectores que, mientras dura la bonanza profitan de las ganancias, olvidándose de los trabajadores, que son los que contribuyen a la creación de la riqueza que la mezquina empresa privada no comparte.
Esta crisis desatada por las alzas del petroleo, sequias, recesion inmobiliaria en EEUU u estancamientos del crecimiento interno, según afirman los protagonistas políticos y económicos que representan a los grandes intereses financieros y de otro orden, no son sino, excusas de primera mano que se entregan al ciudadano común para echarle la culpa de nuestros pesares a cualquiera, menos a los verdaderos responsables.
Estos factores, por separado o en conjunto, son importantes (algunos mas que otros), pero no determinantes a la hora de subir o disminuir su impacto en la carestía de vida de la población, sobre todo aquel impacto en los bienes básicos, a los que se supone toda persona debiera tener derecho y que todo estado o gobierno, preocupado y previsor, debiera asegurar a sus ciudadanos.
Los países integrantes de la OPEC, controlan el precio del crudo por la sencilla razón de que ellos son”dueños”de su petróleo y como tienen a “su haber” las mayores reservas del mundo, pueden jactanciosamente,a veces, controlar la producción del vital elemento y por ende su precio en el mercado internacional.
Por eso, cada vez que los jeques del oro negro quieren aumentar sus ganancias, somos los consumidores sencillos del resto del mundo quienes pagamos “el costo”, ya que los grandes distribuidores del crudo y refinadores del mismo en Chile y otras latitudes, acuden rápidamente al gobierno de turno para conseguir subsidios, franquicias, prestamos blandos y avales con el fin de rebajar la carga para ellos y así “mantener sus ganancias y, traspasar”,via precio al ciudadano común el costo de tal o cual producto.
En Chile son incontables las garantías que el gobierno entrega a la gran empresa privada sobre este ítem, de hecho, desde la vuelta a la democracia, los gobiernos de la concertación no han hecho sino, fortalecer a la empresa privada y disminuir con creces las atribuciones del estado.
El ejemplo grafico de esto en nuestro país, lo constituye el cobre. Chile tiene en su territorio la mayor reserva del metal rojo de todo el mundo, sin embargo, no es nuestro país ni el estado quien explota o controla la producción del cobre, mucho menos su precio(muchos habrán oído alguna vez sobre la bolsa de metales de Londres).
En Chile el cobre es explotado por grandes empresas extranjeras y por lógica, las ganancias que se obtienen por la venta del metal, son de estas empresas, o sea, los dineros recaudados por las ganancias del cobre no quedan en Chile, sino que se van fuera del país.
Si el cobre fuera propiedad exclusiva de Chile, nuestro país, al igual que los países de la OPEC dueños del petróleo, podría controlar la producción de cobre hacia el resto del mundo y por ende su precio. Chile podría perfectamente aumentar las arcas fiscales en beneficio de sus habitantes a través de programas de todo tipo (educación gratuita, salud gratuita, vivienda a bajo costo, infraestructura vial sin peajes, etc, etc, etc) con las ganancias del cobre, que este año están por encima de las del año pasado.
Los gobiernos de la concertación terminaron por entregar nuestros principales recursos naturales a las grandes empresas extranjeras y por esa razón, Chile es desvalido frente a los avatares de la economía internacional, los principales recursos no son nuestros y sus frutos no están al servicio de la población habitante del país, por lo que no es de extrañar que los graves problemas de vivienda, infraestructura, educación, salud y productos básicos sigan sin solucionar y, todo lo contrario, aumenten.
Si el cobre fuera nuestro, nuestra economía seria sólida y podríamos afrontar estas crisis de mejor forma. Si el cobre fuera nuestro, el acceso a los bienes básicos seria más cercano al derecho, que al privilegio…el cobre hoy, es un privilegio del que solo gozan algunos y esos, ni siquiera son chilenos.
Luis Arànguiz.
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