Escuché en la radio una buena noticia. En Austria, la policía desarticuló una red que había puesto en Internet fotos de niñas de 5 a 12 años en posiciones pornográficas. Las niñas son de diferentes países, también de América Latina.
El servidor de Internet que usaron estos delincuentes está en Croacia, un país que no tiene todavía leyes penales contra este tipo de delitos. ¿Cómo lograron desarticular esta red? Observaron la página y sus visitantes durante 72 horas sin interrupción. En total, 12 millones de personas de 170 países visitaron esta web, lo que significaba que cada segundo estaban conectados con esta página 47 visitantes. Entre los visitantes había médicos, maestros, políticos, jueces, sacerdotes… No faltaba casi ninguna profesión.
La policía austriaca puso una denuncia contra 189 personas de ese país. La noticia me causó alegría, pero al pensar en las personas que visitan estas páginas lo que sentí fue asco y rabia. También me hizo reflexionar: nada menos que 12 millones de personas de 170 países estuvieron durante 3 días frente a sus monitores excitándose sexualmente mirando a niñas… ¿Habrá algunas que viven en Nicaragua?
Como existen actualmente 193 países y 41 regiones no autónomas en todo el mundo, este caso nos demuestra que la pornografía infantil con niñas es un problema mundial. Y lo más grave: este caso nos indica que hay hombres en todo el mundo con problemas en su sexualidad. Sin referirme al dolor de estas niñas, abusadas para obtener este material, y sin referirme tampoco a la falta de escrúpulos de los delincuentes que negocian con ellas, pienso principalmente en los hombres.
¿Cuándo van a empezar a reflexionar sobre sus problemas sexuales? ¿Cuándo van a empezar a hablar entre ustedes de esos problemas? Yo no quisiera ser amiga de hombres a quienes les satisface ver pornografía con niñas. Me pregunto también: ¿Qué hacen los hombres que sienten placer ante estas imágenes después de haberlas visto? ¿Les basta con mirarlas u obligarán después a sus mujeres a tener sexo? ¿O se irán a la calle a violentar a una mujer? ¿O abusarán sexualmente de sus propias hijas o sobrinas?
Si entre quienes visitan este tipo de páginas hay políticos, eso me permite entender mejor por qué no tenemos buenas leyes para proteger a la sociedad de estos delitos. Si entre quienes las visitan hay abogados y jueces, ya entiendo por qué tantos abusadores y violadores no están tras las rejas.
Quienes debieran ponerlos en la cárcel son sus cómplices. Si entre quienes visitan estas páginas hay sacerdotes y pastores comprendo mejor por qué en las iglesias se evita brindar una buena educación sexual. ¿Cómo hacen estos hombres para que no les afecte ver a estas niñas en los monitores de sus computadoras? ¿No captan su sufrimiento, no logran sentirlo? ¿Hacia dónde vamos?
En 72 horas más de 12 millones de personas de 170 países estuvieron mirando pornografía con niñas. Es una realidad que me deja sin palabras. Yo soy sobreviviente de incesto. He compartido mi historia con otras mujeres que vivieron experiencias similares en su niñez para sanar y a lo largo de años he escuchado muchas historias, pero esta noticia me dejó paralizada. Es urgente buscar salidas al grave problema de la pornografía con niñas en Internet. Para hallarla necesitamos aliados.
Necesitamos mujeres y hombres interesados en un cambio. Necesitamos revolucionarios de verdad, no tanto en el sentido político-ideológico, sino en el sentido humano-ético. Necesitamos otra ética sexual. Invito a los hombres, tanto a quienes ya están en el proceso de buscar una nueva masculinidad, como a los que no lo han hecho, a iniciar procesos de reflexión. Y también invito a las mujeres a hacerle preguntas a los hombres: ¿qué piensan, qué sienten mirando este tipo de imágenes? Aunque me imagino que ninguna mujer conoce a un hombre aficionado a esta forma de pornografía y que ninguno de los hombres que sienten placer en esto tiene el valor de reconocerlo.
Creo que ya somos capaces de soñar y de lograr un mundo sin abuso sexual, sin violencia y sin hombres necesitados de pornografía con niñas en Internet. ¿O no?
“La Pornografía Infantil es toda representación, por cualquier medio, de un niño dedicado a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representación de las partes genitales de un niño, con fines primordialmente sexuales”. “Hace pornografía Infantil el que posee, promueve, fabrica, distribuye, exhibe, ofrece, comercializa o publica, importa o exporta por cualquier medio incluido la Internet, objetos, libros, escritos, imágenes visuales o auditivas, o realiza espectáculos en vivo de carácter pornográfico, en los cuales se utilice a personas menores de edad”.
Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en pornografía
* La autora sobreviviente
(difundido por Karina Vergara)
www.yatiri.blogspot.com
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