PAGO A LA TIERRA, 1 de Agosto 2007
Hay actos cuyas motivaciones están más allá de las cotidianas necesidades. Quehaceres que el alma reclama en un horizonte de sucesos donde la belleza, el amor y el sentido de libertad son las razones de un acto.
Subir una montaña tiene que ver con esto, con la necesidad de recordar y rememorar que somos seres cuyo vehículo necesita algo más de que comer, de que vestir, es allí, cuando satisfacemos esas otras cosas cuando el acto se transforma en un rito y celebramos entonces con el universo.
En ese contexto con el conocimiento heredado de los ancestros, el primero de agosto, día de la tierra subimos la Kimal, la montaña que resume el principio femenino del lugar.
Madre Kimal en el día de la tierra caminamos tu carne para agradecer y pedir tus bendiciones a todos tus hijos y para tener a la distancia de una mirada la tremenda belleza de nuestro desierto y la certeza que a pesar de todo somos en lo más profundo hermanos.
Cecilia Pineda
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